Leyendo la “Historia de la
Prensa de Guayaquil” de Camilo Destruge, uno se encuentra con este
comentario del autor sobre la conducta del periodismo, hecha con ocasión de su
análisis del periódico “El ecuatoriano del Guayas”:
“Frases
llenas de encono, palabras duras, apóstrofes sangrientos, y hasta alusiones muy
directas, muy claras, a la vida privada […] tal ha sido el procedimiento en
todas las épocas de revolución, de lucha electoral, etc.; los adversarios se
han destrozado por medio de la prensa, llegando en ocasiones hasta la
ferocidad” (1).
Destruge analizaba un
periódico de 1833, en un libro publicado en 1924, que se siente igual de apto
para definir nuestro presente de 2018, casi 200 años y mucha tecnología después.
Ecuador es un incansable loop de malas ideas.
(1)
Destruge, Camilo, ‘Historia de la Prensa
de Guayaquil’, Tomo I, Corporación Editora Nacional, Segunda Edición,
Quito, 1982, p. 124-125.
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