Si alguien me pide que
defina al país en tres palabras, ahí las tiene:
“Oh, fuck it!” (1)
Esta expresión se la interpreta de tres maneras:
Primera:
La percepción del ecuatoriano a día de hoy. Es una sensación de saber que se
escogió a alguien que fue menos que su promesa, pero no estar suficientemente
indignado para hacer algo al respecto.
Segunda:
Las intenciones de la derecha. En este caso, es un fucking comando. Funciona como
anglicismo por “sifonear los recursos
del Estado para satisfacer los intereses privados”.
Tercera:
La actitud del presidente Moreno. Es mi impresión que hace tiempo que no le
interesa la presidencia, que no le gusta ejercerla. Y ya, para sostenerse en
ella, le da igual el entreguismo sin condiciones, porque no sabría hacerlo
mejor de todas maneras.
El resultado inevitable de
este “Oh, fuck it!” es: “we are fucked”.
(1)
El “Oh, fuck it!” par excellence.
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