Como dice Ricardo
Vasconcellos, la FEF vive una suerte de “minusvalía moral”. El anterior
jefe de la FEF fue preso, pero el resto de su equipo se mantiene intacto en el
poder. Es asombroso como en Ecuador se naturaliza
la corrupción, porque no hay nadie tan gil (creo) como para poder creerse que
TODA la corrupción que durante la larguísima dirección de Luis “Delincuente”
Chiriboga sucedió en la FEF, fue obra de un solo hombre, a espaldas de todos
los demás, todos ellos inocentes. TODA la corrupción, a manos de una ÚNICA
persona. Ya condenada, pasamos la página, a otra cosa.
Es que hay que ser un
imbécil para creérselo.
Pero tal vez haya que
serlo aún más para diseñar la estrategia jurídica de la FEF. El que reemplazó a
Luis “Delincuente” Chiriboga fue Carlos “Medidas Sustitutivas” Villacís, quien
no se va preso porque es demasiado viejo para eso. La razón por la que
merecería la cárcel es por su manejo opaco e irregular de los derechos de TV.
Cuando la justicia le ordenó a la FEF que haga un nuevo concurso, la FEF
cumplió, pero a su manera.
La belleza de la
estrategia jurídica de la FEF radicó en su simplicidad: cumplió con hacer el
nuevo concurso que la justicia le ordenó que haga, nada más que lo hizo para
una fecha distinta. Para el año 2028.
La FEF quiso pasarse de
sabida pero no hubo quien se tragara semejante rueda de molino. Y
de pasarse de sabida, pasó la FEF a hacerse mucho la cojuda. En el juicio que
le siguen a Carlos “Medidas Sustitutivas” Villacís por el desacato a la orden
judicial (porque su forma chambona de cumplir la orden equivalió a eso), la
defensa jurídica que esgrimió fue que se cumplió con lo ordenado “según sus
convicciones y el asesoramiento que ha tenido pero de forma diferente a lo que
el juez aspiraba”.
Ma-dre-de-Dios.
¿Dónde aprendieron derecho
los abogados de la FEF? ¿Leyendo cómics?
En resumen: la FEF ha actuado como
un peladito sabido, que comete travesuras y luego busca evadirse de su
responsabilidad con argumentos dignos de un mundo de fantasía. Y que, increíblemente
y contra todo asomo de sentido común, esperaba ganar.
Eso, en una caricatura de
un niño de 6 años como Calvin, es entendible.
Pero en profesionales del
derecho, es una auténtica vergüenza. Eso sí, justo es precisarlo, resulta una
condigna defensa para un elenco de “minusválidos morales”, que es (poco más o
menos) lo que representa la FEF por estos días.
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