Ecuador, 1978: El origen del caos

3 de enero de 2019


Hubo un observador extranjero que escribió sus opiniones sobre el proceso de retorno a la democracia en el Ecuador de finales de los setenta. Y no era uno cualquiera: era uno muy informado, en razón del cargo que ocupó en nuestro país en aquella época. Se trata del Embajador en Ecuador de los Estados Unidos de América entre 1976 y 1978, Richard Joseph Bloomfield. Como funcionario de la administración de Jimmy Carter, él transmitió su opinión sobre las alternativas del retorno a la democracia en el Ecuador en un cable fechado 10 de enero de 1978, difundido por Wikileaks (1). La opinión de este diplomático resulta muy ilustrativa para comprender al Ecuador de la época y su caótico devenir en el nuevo período democrático que se echó a andar en 1979.

Al momento de escribir ese cable, nuestro país se encontraba en un proceso de retorno a la democracia impulsado por la dictadura militar; específicamente, a cinco escasos días de acudir a las urnas por primera vez en casi 10 años (2). El 15 de enero de 1978, el Ecuador votó en un referéndum para escoger entre la Constitución de 1945 reformada o una nueva Constitución para regir el país (3).

El análisis del Embajador Bloomfield reconoció la existencia dentro del proceso de retorno a la democracia de cinco actores políticos clave: el líder populista Assad Bucaram, el Consejo Supremo de Gobierno, los partidos políticos y los miembros de la élite económica de Quito y de Guayaquil. De ellos, los dos actores clave (además de antagónicos) eran el Consejo Supremo de Gobierno (compuesto por Alfredo Poveda, Luis Leoro y Guillermo Durán) y el “patán de noble corazón”, Assad Bucaram (4). El Consejo, porque ellos habían impuesto el escenario para el retorno a la democracia; Bucaram, porque era aquel a quienes todos los demás actores políticos querían impedir su acceso a la Presidencia.

Esta Tabla identifica a los actores políticos de la época y sus respectivos intereses en relación con la candidatura de Assad Bucaram y las alternativas de retorno a la democracia, como fueron detallados por el diplomático estadounidense:

TABLA. PREFERENCIAS DE LOS ACTORES POLÍTICOS EN EL PROCESO DE RETORNO A LA DEMOCRACIA (ENERO DE 1978)


MILITARES
ÉLITE ECONÓMICA DE QUITO
ÉLITE ECONÓMICA DE GUAYAQUIL
PARTIDOS POLÍTICOS
Postura frente a la candidatura a la Presidencia de Assad Bucaram
El “más formidable opositor” de la candidatura de Bucaram, en razón de su orientación conservadora y por el temor de una venganza contra ellos (pues ellos orquestaron el golpe de Estado de 1972 por la posibilidad de que llegue al poder).
Temerosos, pero menos que la élite de Guayaquil.
Temerosos  de la posibilidad de Bucaram en la Presidencia, aunque no por ello (al menos algunos de ellos) dejan de financiar la campaña del CFP.
El CFP de Bucaram era visto por los otros partidos políticos como la fuerza política dominante, pero no tienen el miedo de los otros actores políticos por su eventual llegada al poder. Son incapaces de generar una coalición política para enfrentar y vencer a Bucaram.
Postura frente a la democracia
Los militares del Consejo Supremo de Gobierno deseaban mantener la dictadura para concretar el más ambicioso plan de defensa nacional de la historia del país (así como enriquecerse en el proceso), pero sabían que su tiempo había pasado. Hubo reportes de que Durán era uno de los impulsores del voto nulo, pues deseaba convertirse en dictador único o en un triunvirato con civiles.
Están “felices, por mucho” de que se mantenga la dictadura, pues han establecido una “cómoda y rentable” relación con los militares. Algunos industriales de Quito apoyan la opción del “voto nulo” y el “magnate quiteño” Antonio Granda Centeno utiliza su periódico “El Tiempo” para la campaña por el voto nulo.
Apoyan el retorno a la democracia, no tanto por cuestión de principios, sino por la “marcada orientación serrana de los militares”.
Febres-Cordero le inyecta billete a la campaña contra el referéndum.
Los partidos políticos tenían posturas diversas, según sus opciones de posible éxito electoral frente al CFP. Los partidos tradicionales (liberal y conservador) querían comprar tiempo y su propuesta era un Presidente provisional (a la espera de que sea uno de ellos). Los partidos con menos posibilidades de éxito, proponen una Asamblea Constituyente. Algunos de ellos apoyan el voto nulo.

 Fuente

Así empezó el Ecuador de 1978: la inmensa mayoría de los actores políticos hicieron cargamontón en contra de la participación de Assad Bucaram como candidato a Presidente por razones que el Embajador Bloomfield identificó como racistas (por su origen libanés) y de clase (por su extracción popular). De acuerdo con Bloomfield, el número de demócratas en Ecuador que creían que se le debía permitir a Bucaram la participación en las elecciones presidenciales de 1978 y aceptar los resultados que de ello resulte, era apenas una “pequeña minoría”.

Es muy decidor que únicamente una “pequeña minoría” de nuestra clase política merezca calificarse de demócrata, pues lo que ello evidencia es que la mayoría de actores políticos relevantes no tenía mayor apego por la idea de democracia, como no sea para servirse de ella a fin de satisfacer sus propias apetencias, que eran casi invariablemente, o electoreras, o corruptas.

Finalmente, en lo que hace al desenlace de este historia, el Consejo Supremo de Gobierno terminó por impedir la participación de Bucaram. El 20 de febrero de 1978 dictó una Ley de Elecciones, en una de cuyas cláusulas puso (con evidente dedicatoria, por la condición de hijo de libaneses de Bucaram) que ningún hijo de padres extranjeros podría participar como candidato a la Presidencia de la República. Lo que demuestra que cuando se trata de eliminar a un enemigo común, los políticos ecuatorianos sí resultan eficaces (5). Pero es cuando se trata de construir, que la desconfianza mutua ha lastrado los esfuerzos (6).

Y así como el Ecuador empezó en 1978, siguió en adelante: invariablemente, la corrupción ha campeado y la desconfianza mutua ha tirado al traste la posibilidad de llegar a acuerdos básicos.

Y lo que demostró este cable del Embajador Bloomfield es que todo lo que está mal en el Ecuador actual, estaba ya cifrado en el origen del proceso democrático, allá por 1978.

Desde entonces, este país no ha hecho otra cosa que malograrse a gusto.

(1) Bloomfield, Richard J., Ecuador’s return toconstitutional democracy: An alternative route?, Wikileaks, 10 de enero de 1978. El Embajador Bloomfield terminó su misión en nuestro país apenas unos días después, el 21 de enero. Enseguida se encaminó a su siguiente destino, en Portugal.
(2) Las últimas elecciones en el Ecuador habían sido las legislativas de 1970, pero los diputados electos jamás llegaron a posesionarse por el autogolpe de Velasco Ibarra. Las últimas elecciones que habían sido efectivas en posesionar a los electos fueron las elecciones presidenciales de junio de 1968, en las que el pueblo eligió por cuarta vez (la quinta y última en la que ejerció la Presidencia de la República) a José María Velasco Ibarra.
(3) Con un poco más de 2 millones de votantes inscritos y una participación del 86.73% de la población, triunfó con 778.000 votos (43%) la nueva Constitución. La Constitución de 1945 reformada tuvo 583.000 votos (32%) y los votos nulos 422.000 votos (23%).
(4) El rol de Assad Bucaram en la política ecuatoriana tras el retorno a la democracia fue breve, pues falleció el 5 de noviembre de 1981, apenas unos meses después de su sobrino (por relación política) el presidente Jaime Roldós. Por sus vínculos políticos, durante la campaña de Jaime Roldós a la Presidencia se afirmaba que Roldós iría a la presidencia y que su tío Assad Bucaram iría al poder, pero una vez que Roldós llegó a la Presidencia no fue así y se enfrentaron como cabezas de dos Funciones del Estado, Roldós por el Ejecutivo y Bucaram por el Legislativo. De esta manera, se inauguró la pugna de poderes como marca distintiva de la democracia ecuatoriana, desde este entonces hasta el año 2007. Esta pugna en particular duró poco: ambos actores principales, Roldós y Bucaram, fallecieron en 1981. Esto abrió la posibilidad de consolidar espacios de poder que quedaron en disputa tras el deceso de estos líderes, lo que fue aprovechado por León Febres-Cordero y el PSC, que triunfaron en las siguientes elecciones. En eso tuvo mucho que ver la TV.
(5) Un ejemplo reciente de esto es el caso de Sofía Espín.
(6) En un informe del año 2005, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos constató “la incapacidad de sus clases dirigentes de formar consensos amplios y perdurables que permitan identificar e implementar políticas públicas inclusivas necesarias para el respeto y goce efectivo de todos los derechos humanos, particularmente aquellos relacionados con el ejercicio igualitario del derecho a la participación política (artículo 23 de la Convención), acceso a la justicia independiente, imparcial y gozar de un recurso efectivo (artículo 25 de la Convención), libertad de expresión, asociación y reunión (artículos 13 y 15 de la Convención), igual protección ante la ley (artículo 24 de la Convención), y de los derechos económicos, sociales y culturales reconocidos en el Protocolo de San Salvador que Ecuador ratificó en 1993”. Es decir, un país sin utilidad visible, v. Retrato de un país roto’.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Chuta,grave la cosa.

Anónimo dijo...

Osea, el diagnostico se reduce a un regionalismo, una falta de identidad como ecuatorianos, no?

Causado inicialmente, como dijo en su entrevista en Palabra Suelta, por impedancias geograficas.

Aun en el presente toma diez horas movilizarse en bus de Cuenca a Quito, por ejemplo.

Sera un posible prognostico aun hoy en dia mejorar las vias materiales como virtuales entre sus regiones?

Andres dijo...

"Febres-Cordero le inyecta billete a la campaña contra el referéndum"

Esto debería servir para desenmascarar al viejo León. Pero bueno, nos libró del "comunismo" así que para muchos basta y sobra.