Libertad y responsabilidad

31 de mayo de 2009


Suele cometerse el error conceptual de pensar que únicamente el Estado puede violar el derecho a la libertad de expresión cuando, en realidad, otros actores de la sociedad (en particular, los medios de comunicación social) también pueden violarlo. Así, es posible que los medios de comunicación social representen pocas voces, ofrezcan pobres argumentos y tergiversen la realidad; no es inusual que los medios de comunicación social de este país actúen de manera irresponsable en su ejercicio de su libertad de expresarse. Convengamos, como principio, que la libertad de expresión no es un derecho absoluto y que tiene límites y consecuencias: la censura previa en los casos de espectáculos públicos cuando corresponda para proteger a niños y adolescentes y la sanción de responsabilidades ulteriores para la protección del respeto a los derechos o la reputación de los demás y para proteger la seguridad nacional, el orden público y la salud y moral públicas. Convengamos, de manera definitiva, que el ejercicio del derecho a la libertad de expresión comporta una enorme cuota de responsabilidad. 

Para defender el derecho a la libertad de expresión los primeros llamados a actuar de manera responsable son los medios de comunicación social. Una manera de mostrar su interés de hacerlo sería la publicación en Internet de su Código de Ética, para que los televidentes, radioescuchas y lectores tengamos la posibilidad de contrastar sus actos con el estándar ético que ellos mismos se han propuesto cumplir. Otra manera, acaso más compleja, sería la creación de un Consejo de Ética de los Medios de Comunicación, a la usanza del que existe en Chile (uno de los países de América latina que mejor califica –después de Costa Rica y Uruguay- en la clasificación mundial de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras) que funciona como “un órgano de autorregulación en materia de ética informativa”. Este órgano se compone de nueve miembros, los que a iniciativa de cualquier persona, pueden ejercer una “labor preventiva”, que consiste en “entregar orientaciones de carácter general a los medios de comunicación” y una “labor resolutiva”, que consiste en conocer una denuncia fundada y emitir una resolución sobre la misma, la que podrá ser “absolutoria o de representación. Dicha representación consistirá en una amonestación”, la que se “comunicará oficialmente a las partes involucradas y a las asociaciones afiliadas para ser difundido entre sus miembros”. Si la falta a la ética es grave, el consejo puede resolver “entregar directamente la resolución a los medios de comunicación, una vez ejecutoriado el fallo” y “ordenar que la resolución sea publicada o transmitida en el medio sancionado, ya sea en forma completa o extractada”. Este escenario es más complejo que publicar en Internet un Código de Ética (¿cuántos medios de comunicación en este país tienen un Código de Ética?) pero si los medios de comunicación social tienen la voluntad de actuar de manera responsable y de pasar del verso de la autorregulación a prácticas concretas, deberían hacerlo. Porque, de veras, mucho verso de la libertad y poca práctica de la responsabilidad no es buena cosa.

De criminalizar a proteger

24 de mayo de 2009


Hasta el 27 de noviembre de 1997 la homosexualidad se reprimía como delito en este país.  Ese día se publicó en el Registro Oficial la Resolución 106-1-97 del Tribunal Constitucional que declaró la inconstitucionalidad del artículo 516 del Código Penal que establecía la “reclusión mayor de cuatro a ocho años” a quien cometía “actos de homosexualismo”.  Casi doce años después, el 24 de marzo de 2009, se publicó en el Registro Oficial la reforma al Código Penal que aprobó la Asamblea Nacional con la que se reemplazó el viejo capítulo relativo a la discriminación racial (vigente desde 1979) con un capítulo que consagra normas antidiscriminatorias.  Este nuevo capítulo contiene un artículo que sanciona los discursos de odio, otro que sanciona la discriminación de quien “cometiere actos de violencia moral o física de odio o de desprecio”, sanción que se agrava en los casos de heridas o muerte, y dos artículos que sancionan la discriminación en la prestación de servicios privados y públicos, respectivamente.  La norma está redactada en términos amplios y sanciona la discriminación contra las personas en razón de su piel, raza, religión, origen nacional o étnico, edad, estado civil o discapacidad; también, contra la discriminación por orientación sexual y por identidad sexual.
Así, en relación con la homosexualidad, en una docena de años (1997-2009) mucho se avanzó en la protección de los valores que subyacen al respeto de la autonomía individual (la libertad y la tolerancia) y en la consecuente garantía y respeto de esta conducta.  De su criminalización (hasta el 27 de noviembre de 1997), a garantizarla en el orden constitucional (artículo 23 numeral 25 de la Constitución de 1998) y a garantizar en específico la unión de hecho de las parejas homosexuales (artículo 68 de la Constitución de 2008 –queda en el debe la garantía del matrimonio de parejas homosexuales: la institución civil no tiene ninguna razón válida para sujetarse a las restricciones propias de la institución eclesiástica), a protegerla de la discriminación con esta norma que se aprobó el 24 de marzo de 2009: ese es el registro de un enorme avance en materia de garantías al respeto y las libertades a los homosexuales.
Ahora, a este capítulo que contiene normas antidiscriminatorias conviene formularle algunos reproches, de acuerdo con esa misma lógica de derecho penal mínimo que fundamentó la reforma penal que aprobó la Asamblea Nacional en materia de delitos de escasa cuantía.  En ese sentido vale discutir, entonces, la proporcionalidad (e incluso, la pertinencia) de la sanción penal como respuesta a las conductas que discriminan y la implementación de posibles medidas alternativas para esas reprochables conductas.  La idea que subyace a esta necesaria discusión que propongo, es la que sostiene que una sociedad de sólido contenido democrático y acentuado respeto a los valores liberales sólo puede construirse con fundamento en el reconocimiento del otro, en el diálogo y los consensos, escenarios donde las normas penales sobran (o deberían reducirse al mínimo) y donde deberían alentarse los espacios para propiciar esas conductas democráticas: colectiva tarea pendiente.

Roldós la tenía clara (la oscura fue su muerte)

23 de mayo de 2009


Hoy, diario Expreso publica la nota Familia pide investigar muerte de Roldós, hecho del que se cumplen mañana 28 años y que constituye mi primer recuerdo de índole política: el llanto de mamá por la muerte del primer Presidente que elegimos después de retornar al sistema democrático (yo tenía tres años y medio, aprox. y la escena sucedió en esta misma casa, en el cuarto contiguo a éste en el que escribo).  Siempre he tenido un alto concepto de Roldós y siempre he sospechado que su muerte fue un asesinato.  Cuando falleció Roldós, en 1981, Pedro Jorge Vera publicó en la sexta edición de la revista Diners un artículo que tituló El Roldós que yo conocí, en el que describe sus encuentros con Roldós acaecidos en 1967, 1979 y 1981 y nos cuenta que, en 1980, le solicitó a Roldós una entrevista para la revista Espejo con ocasión de los 150 años de la República, la que Roldós declinó (en ese entonces era Presidente) porque no disponía de tiempo. Vera le solicitó entonces enviarle el cuestionario y que lo responda por escrito, lo que Roldós aceptó.  En su artículo, Vera transcribe la siguiente respuesta de Roldós:
“Hemos afianzado una conciencia democrática, un tanto genérica y, por tal, pecadora de indefinición.  Los vicios estructurales del proceso de independencia, la marginalidad de densos sectores sociales y el predominio de los soldados de la Independencia, convertidos en muchas ocasiones en opresores de sus pueblos, si bien crearon comunidades estatales, no forjaron unidades nacionales y sustituyeron, junto a los descendientes de encomenderos, el poder detentado por los españoles en la Colonia.  La captación por parte de las masas de su papel protagónico, toma sentido con la revolución alfarista y se afianza recién en nuestro presente siglo, pero más con una visión electoral inspirada en nombres, que con una postura participativa sustentada ideológicamente”.
Roldós sabía que la historia de este país (que no es nacional, sino nació-mal) es la historia de su fractura social y sabía también que no hay nada más práctico que una buena teoría.  Roldós la tenía clara, sin duda, la oscura fue su muerte.

A la buena memoria

21 de mayo de 2009


El hombre declaró que su mejor amigo era la pistola porque “no me pide nada, no come y siempre está lista” (¡?); en el esencial ámbito de lo humano se reputó siempre que tenía pocos amigos y en lo personal, este hombre, León Febres-Cordero, se autodefinió como “tierno, quizás un poco tímido” y precisó que la ternura para él era “lo que siente un abuelo cuando le besa un nieto” (como suele decir el Pájaro ídem, ¡ya lloro!).
Sin embargo, este hombre tierno fue implacable con quienes en la esfera pública (porque como él lo reconoció sin ambages, su vida “era pública, como pública es la vida de una ramera”) no simpatizaba.  A guisa de ejemplo, antecedió el calificativo de pelucón cuando se refirió a Rodrigo Borja “como cobarde que reniega su origen […] señorito y aniñado que no tiene derecho a aspirar al poder”, solía acusar la falta de virilidad de sus oponentes (a Galo García Feraud lo exhortó “a que se defienda un poquito más como varón”) como un demérito político y fue, por cierto, su propio hermano Nicolás, en Caracas, quien refirió las prácticas de su gobierno: “Desde que mi hermano asumió la Presidencia, funciona en el Ecuador el principio de que el que se porta mal va a la cárcel”.  En realidad, un mínimo análisis del lenguaje político de Febres-Cordero lo revela brutal y ofensivo; Ramiro Rivera recopiló en un libro que tituló El pensamiento de León Febres-Cordero varias de sus frases dichas a partir de 1970 hasta 1986 (año de la publicación del libro, en agosto) las que recopiló de 41 fuentes distintas (entre actas del Congreso Nacional, revistas, radios, periódicos y canales de TV) y que reflejan una fraseología en la que son comunes expresiones como psicópata, asesino, corrompidos, cobardes, protervos, miserables, indecentes, aniñados, prostitutas, payaso, pantalones (falta de, por supuesto), comunistas, atracadores, sinvergüenzas y canallas, entre otras.
De todas maneras, esta fraseología brutal y ofensiva es peccata minuta frente a las graves sospechas de crímenes de lesa humanidad que se tienen contra su período de Gobierno, las que en relación con su responsabilidad personal nunca fueron aclaradas y que su muerte nos privó de aclararlas.  Y sin embargo, tras su deceso el 15 de diciembre de 2008 muchos de quienes hacen opinión pública en este país omitieron cualquier análisis de estos hechos e hicieron la apología de su férrea voluntad, como también al día de hoy se omite cualquier análisis de esos hechos (y de otros tantos: su control de las cortes de justicia, por ejemplo, el que diario El Comercio reveló mediante una extensa investigación, y podría sumarse y seguir) y lo simplifican a las loas de la obra pública que ejecutó en una ciudad, en la que para homenajearlo hoy se pretende cambiarle el nombre al malecón y empotrar en él una estatua que recuerde a este infatigable insultador y sospechoso de crímenes de lesa humanidad.
En estos tiempos en los que se hieren profundas sensibilidades (así, el que se diga pelucones, gordita horrorosa y bestias salvajes casi constituye razón para fundamentar un casus belli) conviene recordar este libro de Ramiro Rivera que reduce en comparación esas expresiones (torpes e impropias de un estadista, por cierto) a diatribas menores, así como recordar la vida política de Febres-Cordero en su integridad y no solo una escasa parte de la misma (la que se refiere a la obra pública en su ciudad) para discutir y determinar si se merece o no el reconocimiento que quiere hacérsele.  Después de todo, el libro que publicó Rivera en 1986 estaba dedicado “a la buena memoria de los ecuatorianos”: es una lástima, y ésta sí muy profunda, que con el paso de los años esa expresión de buenos deseos no haya prosperado en muchos de nosotros y que tengamos en la esfera pública que padecer de una memoria tan mala y tan selectiva.

Lapenty

20 de mayo de 2009


La foto adjunta puede que sorprenda a la mayoría de quienes lean esta bitácora: antes de abrazar la abrasadora causa de la derecha populista socialcristiana, un juvenil Nicolás Lapentti encontró asocio con el Partido Socialista para su primera candidatura a Prefecto de la provincia del Guayas (la que no estaba todavía amputada –sucedería al ocaso de su dilatada carrera de Prefecto- ni tampoco representada por Guayitas el Mapa –si alguien cuelga en YouTube la publicidad de la Prefectura en la que una vaca, chance alucinógena, intentaba persuadirnos de las bondades del gobierno provincial, mucho se le agradecerá). Nicolás Lapentti perdió en esa primera ocasión pero volvió a participar, auspiciado esta vez por el PSC, en una siguiente elección (1992) para devenir Prefecto del Guayas y convertirse durante 16 años en eximio observador de partidos de Copa Davis y torneos ATP.
En esta primera época, en cambio, la de su primera candidatura (corría julio del ’78) Nicolás Lapentti era “eximio hijo del cantón Milagro” (como se lo llamó en páginas de El Universo), mantenía vínculos con el Partido Liberal (Lista 2) y ostentaba un divertido apellido ítalo-inglés, como puede constatarse en la foto que abajoubico. Esta graciosa foto me recuerda la fallida pretensión de Pinckerton de mezclar el italiano con el inglés; al efecto, podría ser frase ejemplar: “As I satto at the toppino of a rocko”. Este despropósito mereció el comentario de Thomas de Quincey: “But luckilissime this proposalio of absurdissimo Pinckertonio was not adoptato by anybodini whateverano”. Es de lamentar que no se pueda predicar lo mismo de Lapenty.






... conmigo dejasteis de hacerlo

18 de mayo de 2009


La entrada Caridad que publiqué este 10 de mayo y que, entre otros temas, se refirió a la Madre Teresa de Calcuta provocó algunos comentarios interesantes, entre esos, el de Citrange (de quien tengo el alto concepto de que suele intervenir con genuino interés en el debate y con argumentos que sustentan su postura) quien, entre otras cosas, sostuvo que era probable que la MTC no haya conocido a las personas con quienes trabó amistad (diríase, entonces: su reino no era de este mundo) y que, en consecuencia, no se le podía atribuir a la MTC reproche.   Sin embargo, este intercambio epistolar entre la MTC y el Fiscal del Distrito que acusó a uno de sus grandes benefactores, Charles H. Keating, Jr. (“uno de los mayores estafadores de la historia financiera norteamericana”, como lo llamó Caparrós), desmiente en este caso concreto esa posibilidad.  El intercambio epistolar (cuya traducción me corresponde y les anticipo mis disculpas por cualquier error) se publicó en el capítulo II del libro The missionary position: Mother Teresa’s crimes against humanity de autoría de Christopher Hitchens, el que en esta entrevista, canta la plena: en el caso de la MTC “simplemente no se juzga su reputación por sus actos sino que, de invariable manera, sucede a la inversa y a sus actos se los juzga por su reputación”.  Que se le descorra, entonces, el velo: a continuación, la carta que le dirigió al juez Lance Ito la Madre Teresa de Calcuta:

“MISIONERAS DE LA CARIDAD

“En verdad os digo que cuando dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo”

Honorable Lance Ito
Corte Superior
Calle West Temple 210
Dept. 123, Piso 13ro.
Los Angeles, California, 90012

Apreciado Honorable Lance Ito:

Nosotros no nos mezclamos con negocios, política o tribunales.  Nuestro trabajo, como Misioneras de la Caridad, es ofrecerles un servicio libre y de todo corazón a los más pobres de entre los pobres.

No conozco nada sobre el trabajo, los negocios o los asuntos que del Sr. Charles Keating estén bajo su conocimiento.  Solo sé que él siempre ha sido cariñoso y generoso para los pobres de Dios y siempre ha estado pronto a ayudar cuando ha sido necesario.  Es por esta razón que no quiero olvidarlo mientras él y su familia sufren.  Jesús nos dijo, “En verdad os digo que cuando dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, TAMBIÉN CONMIGO DEJASTEIS DE HACERLO” (1).  El Sr. Keating hizo ambas cosas para ayudar a los pobres y esa es la razón por la que escribo en su beneficio.

Cuando alguien me solicita hablarle a un juez, yo siempre me expreso de la misma forma.  Yo les pido que recen, que miren dentro de sus corazones y que hagan lo que Jesús habría hecho en esa circunstancia.  Y esto es lo que le pido a usted, su señoría.

Mi gratitud a usted son mis oraciones por usted, por su trabajo, su familia y por la gente para la que usted trabaja.

Dios lo bendiga.

M. Teresa”.

Luego, la respuesta que el Fiscal Paul W. Turley le dirigió a la Madre Teresa de Calcuta:

“Apreciada Madre Teresa:

Soy el delegado del Fiscal del Distrito en el Condado de Los Ángeles y una de las personas que trabajó en la prosecución de su benefactor, Charles H. Keating, Jr.  Leí su carta al Juez Ito, escrita en beneficio del Sr. Keating, la que incluye su admisión de que usted no conoce nada sobre los negocios o sobre las imputaciones de delito que del Sr. Keating se le presentaron al Juez Ito.  Le escribo a usted para proveerle de una somera explicación de los delitos por los que se lo condenó al Sr. Keating, para que usted entienda el origen del dinero que el Sr. Keating le donó y para sugerirle a usted que realice el acto moral y ético de devolver el dinero a sus legítimos propietarios.

Al Sr. Keating se lo condenó por defraudar a 17 individuos en más de 900.000 dólares.  Estos 17 individuos representaban a 17.000 individuos a quienes el Sr. Keating les robó 252.000.000 dólares.  El específico acto de fraude que perpetró el Sr. Keating fue ser la fuente de una serie de representaciones fraudulentas hechas a personas que compraron bonos de su compañía y él también era el depositario de información crucial de la cual el escogía retenerla de sus compradores de bonos, con el consecuente engaño a sus víctimas en hacerles creer que realizaban una inversión segura y de bajo riesgo.  En realidad y de hecho, su dinero se lo utilizaba para sostener el exorbitante y extravagante estilo de vida del Sr. Keating.  Las víctimas del fraude del Sr. Keating provienen de un amplio espectro social.  Algunos eran ricos y bien educados.  La mayoría eran gente de modestos recursos y no familiarizados con las altas finanzas.  Uno era, en efecto, un pobre carpintero que no hablaba el idioma inglés y cuyos ahorros de su vida le fueron robados por el fraude del Sr. Keating.

La sentencia bíblica de su organización es “En verdad os digo que cuando dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo”.  El “más pequeño” de los hermanos está entre aquellos a quienes el Sr. Keating esquilmó sin inmutarse.  Como usted bien conoce, el perdón divino está al alcance de todos, pero al perdón debe precederlo la admisión del pecado.  No sólo el Sr. Keating no ha admitido sus pecados y sus delitos, sino que él persiste en su blindaje moral de culpar a otros de los daños que cometió.  Su experiencia ha sido, de manera admirable, con los pobres.  Mi experiencia ha sido con el conchudo y con el perpetrador del fraude.  No es inusual para el conchudo expresar generosidad con su familia y sus amigos y con la caridad.

Es probable que ellos crean que su generosidad les comprará amor, respeto y perdón.  Sin embargo, el tiempo en que la compra de indulgencias era un método aceptable de conseguir el perdón murió con la Reforma.  Ninguna iglesia, ni centro caritativo, ni organización debería permitirse a sí misma el que se la utilice como un remedio para la conciencia del criminal.  Todos agradecemos que el perdón esté al alcance de cualquiera, pero asimismo, todos también, debemos cumplir con nuestras obligaciones.  Esto último incluye al Juez y al Jurado.  Conservo en mi memoria la admonición bíblica del profeta Miqueas: “Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios”. (2)    

A nosotros se nos urge que amemos la piedad, pero nuestra obligación es hacer justicia.

Usted insta al Juez Ito a que mire dentro de su corazón –al momento de sentenciarlo a Charles Keating- y hacer lo que Jesús haría.  Yo la insto a que haga usted lo mismo.  Pregúntese usted, ¿qué haría Jesús si a él le fueran dadas las frutas de un crimen?, ¿qué haría Jesús si él entrara en posesión de dinero cuyo origen es el robo?; ¿que haría Jesús si alguien intentara aprovecharse de él para limpiar su conciencia?      

Pongo a consideración suya que Jesús devolvería, sin dudarlo y de manera inmediata, la propiedad robada a sus legítimos propietarios.  Usted debería hacer lo mismo.  A usted le ha sido entregado dinero que el Sr. Keating robó y por lo cual él ha recibido una condena por fraude.  ¡Devuélvale ese dinero a quienes lo trabajaron y lo merecen!

Si usted me contacta yo la pondría, a su vez, en directo contacto con los legítimos propietarios de ese dinero que actualmente está en su posesión.

Sinceramente,

Paul W. Turley”

La M. Teresa nunca le respondió a Turley.  En su libro, Hitchens ironiza: “los santos, tal parece, son inmunes a escuchar”.  Pero lo que no podrá alegarse, en beneficio de esta sordera de la MTC, es que no lo supo y que con varios "dejó de hacerlo".

Vistazo (II)


La edición No 1001 de la revista Vistazo publicó la siguiente noticia en su sección Radar:

Sin visa
El gobierno de Estados Unidos revocó la visa de Miguel Orellana Arenas, ex secretario privado del presidente León Febres-Cordero y su yerno. Estados Unidos revocó la visa de Orellana en base a la disposición 112 de la ley de Inmigración, por actos de ‘corrupción’”.

Miguel “Cleclé” Orellana publicó el libro Santiago de Guayaquil. Una ciudad abierta en el que constan dos fotos aéreas de La Puntilla y Samborondón que tienen el siguiente decidor pie de página: “Metas geográficas y personales de quienes viven en una ciudad abierta”.  (Yo hice referencia a esta memez, acá.)  Orellana postula estas metas que reducen la voluntad de quienes habitamos esta “ciudad abierta” (¡?) a la persecución de un estilo de vida que suele privilegiar el afán de lucro y la exclusión; de manera acaso astuta, MOA no nos cuenta el cómo perseguir ese estilo de vida o, al menos, no nos cuenta su experiencia personal de cómo él lo persiguió.  La noticia de Vistazo, sin embargo, nos ofrece algunas pistas a este respecto.

En un artículo que publicó el 2006 en El Universo titulado El muro y la visa Manuel Ignacio Gómez destacó que el retiro de la visa a los Estados Unidos de América, además del efecto práctico de no permitirle volver a pisar el territorio de ese país al infractor, puede tener “un gran peso simbólico”.  Lo primero es lo único seguro; el “gran peso simbólico” (que debería, a partir de esta sospecha de corrupción, intentar convertirse en el peso de la ley) dependerá, entre otras cosas, del papel que desempeñen los medios de comunicación social para investigar este hecho.  Sin embargo, mala tos: una busca digital arroja solo seis noticias meramente descriptivas del hecho, cuatro de las cuales pertenecen a medios virtuales (las otras dos replican escuetas noticias que se publicaron en prensa escrita: en El Universo y Hoy). 

Ningún análisis, ningún trabajo de investigación, ninguna información de real relevancia nos cuentan los medios de comunicación sobre el caso de este individuo sobre el que existen sospechas de corrupción (de alto nivel, dados sus vínculos políticos) que no merecen soslayarse.  Pero lo dicho, a los medios de comunicación les encanta callar (cuando les conviene).  

Juicio, silencio y sospechas

17 de mayo de 2009


Xavier Castro Muñoz publicó en la edición 944 de la revista Vistazo el artículo Jueces libres en el que declaró que Xavier Neira Menéndez era el “verdadero director nacional de la Función Judicial desde 1998 y considerado el abogado sin título más poderoso del país”.  Neira le respondió esos dichos con el inicio de un proceso penal por el supuesto delito de injurias calumniosas y no calumniosas graves.  Vistazo, 57 ediciones después, publicó en su sección Radar que “Xavier Castro Muñoz le ganó en tres instancias un juicio que por injurias calumniosas le había puesto el ex diputado socialcristiano Xavier Neira Menéndez, en torno a la influencia que ejercía este político en las cortes judiciales” y que “el registro de 411 llamadas en menos de cinco meses del ex diputado a jueces y dirigentes judiciales sirvió de sustento a Castro para probar tal influencia.  Del número celular del economista Neira se registraron numerosas llamadas al juez Hernán Ulloa; al juez Luis Rojas Bajaña, a los ex Presidentes de la Corte Superior Gustavo von Buchwald y Armando Cervantes y al dirigente judicial Luis Muñoz”.
Lo primero que llama la atención sobre este juicio es el silencio que sobre él ha guardado la prensa en general: silencio incomprensible, si se toma en cuenta que este juicio, en esencia, se refiere al derecho a la libertad de expresión y a la corrupción en la función judicial, dos temas que se supone de interés de los medios de comunicación. 
Así, sobre libertad de expresión la Segunda Sala de lo Penal de la Corte Provincial del Guayas citó en su sentencia el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (relativo a la libertad de pensamiento y expresión) y los principios 10 y 11 de la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión que elaboró la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los que, suscribió la Segunda Sala, “determinan que las leyes de privacidad [o sea, las normas que regulan el delito de injurias] no pueden inhibir ni restringir la investigación y difusión de información de interés público”, que la reputación “debe estar garantizada solo a través de sanciones civiles en los casos en que la persona ofendida sea un funcionario público o persona particular que se haya involucrado voluntariamente en asuntos de interés público”, que “los funcionarios públicos están sometidos a mayor escrutinio por la sociedad” y que, para establecer la existencia de las injurias “debe probarse que en la difusión de noticias, el comunicador tuvo pleno conocimiento de que estaba difundiendo noticias falsas”.  Todos estos dichos de la Segunda Sala de lo Penal deberían motivar un importante debate público sobre las leyes que regulan las injurias, e incluso, podrían servir de fundamento para que se declare su inconstitucionalidad.
Sobre la corrupción en la función judicial, lo escrito en Vistazo habla por sí solo: si en este país existe periodismo serio debería preocuparse de investigar el por qué de esas llamadas, de entrevistar a los involucrados, de explicarnos estos hechos sospechosos.  Porque este silencio cómplice de los medios de comunicación, también resulta sospechoso.  

Anuncio (exposición de Stéphane de Genot)

13 de mayo de 2009

Hoy, 19h45 se inaugura la exposición “Doce imágenes” de Stéphane de Genot en la Alianza Francesa de Quito (Avenida Eloy Alfaro  N32-468 y Bélgica).  El diario El Comercio publicó esta nota y yo contribuyo a difundirla con la presentación de la siguiente info que circula por Internet:

"“Doce imágenes” es la segunda exposición del artista que nos presenta aquí sus últimas obras, fruto de un constante proceso de exploración y experimentación no solo de técnicas pictóricas sino también de interpretaciones conceptuales.

La exploración de Stéphane de Genot a través de la pintura se inició hace más de treinta años. Sin embargo no fue hasta el 2006 que el artista permitió que 15 de sus obras salgan a la luz en su primera exposición pública, justamente titulada Del Interior al Exterior que se llevó a cabo en la galería de la Academia Diplomática del Ecuador en noviembre del 2006. Esta primera muestra nos permitió apreciar a Stéphane bajo un nuevo ángulo. Él es un personaje complejo, con un universo propio en constante reestructuración y búsqueda. Su nueva muestra no presenta ni tesis, ni definitivos, ni conclusiones, sino al contrario, son doce instantes más en su constante apreciación de la vida".

 Suena piola.  Yo de causalidad estaré esta noche por Tokio Blues, con lo cual es probable que me deje caer un rato.  Salute. 

Vistazo (I)


El poderoso teléfono de Neira

El registro de llamadas celulares puede sustentar un juicio penal.  El ex columnista de Vistazo, Xavier Castro Muñoz le ganó en tres instancias un juicio que por injurias calumniosas le había puesto el ex diputado socialcristiano Xavier Neira Menéndez, en torno a la influencia que ejercía este político en las cortes judiciales.  El registro de 411 llamadas en menos de cinco meses del ex diputado a jueces y dirigentes judiciales sirvió de sustento a Castro para probar tal influencia.  Del número celular del economista Neira se registraron numerosas llamadas al juez Hernán Ulloa; al juez Luis Rojas Bajaña, a los ex Presidentes de la Corte Superior Gustavo von Buchwald y Armando Cervantes y al dirigente judicial Luis Muñoz.”

Yo conocí el caso de primera mano y defendí en público la postura de Xavier Castro Muñoz porque entendí que defenderla era defender la libertad de expresión.  Es ridículo, pero la noticia ha pasado casi desapercibida (el que Vistazo publique aunque sea esta gacetilla es lo mínimo: el supuesto “delito” de injurias calumniosas y no calumniosas graves que le imputó, digámoslo con todas sus letras, el “verdadero director nacional de la Función Judicial desde 1998 y considerado el abogado sin título más poderoso del país” a XCM sucedió en sus páginas): el buscador del profeta Google, si colocamos “xavier neira” + “juicio”, nos arroja sólo cuatro resultados (consulta hecha a las 12h05 del 13 de mayo): dos son plenamente insustanciales (los de los diarios Hoy y El Comercio) y dos se refieren al juicio sin profundizar al respecto, ambos de EcuadorInmediato (aquí y acá). 

Valga decirlo: Xavier Neira Menéndez fue Ministro de Industrias en el período de Febres-Cordero (duró 33 meses en el cargo hasta que se lo acusó de corrupción por un contrato con la empresa Ecuahospital; para evitar la orden de captura Neira fugó a los Estados Unidos de América, país al que, dicho sea de paso, ya más no puede viajar porque su Gobierno le revocó la visa –Miguel Orellana Arenas es la reciente adquisición de este deplorable club- por sospechas de “corrupción”), diputado y candidato a la Presidencia de la República el año 2002 por el PSC (¿cómo olvidar la vergüenza ajena que provocaba LeóNeira?) que terminó por expulsarlo de sus filas por las sospechas de corrupción que justificaron retirarle la visa.  El juicio que Xavier Castro Muñoz le ganó a XNM contiene referencias que tienden a probar la clara injerencia de XNM en las cortes de justicia y el núcleo duro de su discusión se refiere al derecho a la libertad de expresión (aquel que los medios de comunicación dicen tanto defender)…

Y sin embargo, las dos únicas referencias en la prensa escrita (además de Vistazo) pertenecen a dos diarios quiteños que aluden de manera insustancial el asunto (en uno de ellos, el diario Hoy, escribe todavía XNM) y dos noticias meramente descriptivas que corresponden a un diario digital.  Los diarios de Guayaquil, mutis por el foro: ni una noticia, siquiera (al menos, ninguna que aparezca en una busca digital, valga aclararlo).  Ningún medio de comunicación se ha preocupado de discutir los alcances de esta sentencia, de entrevistar a los involucrados (¡al juez Ulloa Parada, que está tan de moda!), de pensar el asunto, nada.  Es muy patético, de veras.

Lo dicho: a los medios de comunicación les gusta callar porque están como ausentes (cuando les conviene: las razones de fondo son desagradables).
   
P.S.- En la foto, dicho sea con el estribillo de moda, ¿De qué se ríe Neira? ¿De la mediocridad de la llamada “prensa libre” acaso?  Ummm.  Y sí, puede ser.

Caridad

10 de mayo de 2009


Debo a la trinidad que componen un literato bigotón y argentino, un profesor (radicado en esta ciudad) argentino de origen tano y una religiosa de origen albano y fama mundial la reflexión de esta página. La relación de esta trinidad es la siguiente: el literato bigotón y argentino (Martín Caparrós) publicó en la edición local de la revista Soho (No 77) un artículo sobre la religiosa de origen albano y fama mundial (Agnes Gonxha Bojaxhiu, alias Madre Teresa de Calcuta) titulado Por qué detesto a la Madre Teresa de Calcuta. Yo me hago cargo de los dichos de Martín Caparrós y los asocio con los dichos del profesor argentino de origen tano, Jorge Massuco.
Martín Caparrós recuerda en su artículo los gestos amistosos de la Madre Teresa para con los dictadores Enver Hoxha y Baby Doc Duvalier, su recomendación de que los afectados por el desastre ecológico que provocó Union Carbide en el Bhopal indio “olvidaran y perdonaran” en vez de reclamar indemnizaciones y su petición de clemencia en favor de Charles Keating, “uno de los mayores estafadores de la historia financiera norteamericana: el fulano que se robó, por medio de una serie de maniobras bancarias, 252 millones de dólares de pequeños ahorristas”. Estos son detalles, en comparación con lo peor: la eficaz militancia de la Madre Teresa en el conservadurismo católico (cuando recibió el premio Nobel de la Paz en 1979 declaró: “la contracepción y el aborto son moralmente equivalentes”) y su idea-fuerza, “la idea de que el sufrimiento de los pobres es un don de Dios: ‘Hay algo muy bello en ver a los pobres aceptar su suerte, sufrirla como la pasión de Jesucristo –dijo la Madre Teresa-. El mundo gana con su sufrimiento’”.
Me interesa referirme a la Madre Teresa de Calcuta (“amiga de tiranos y estafadores, militante de lo más reaccionario, facilitadora de la muerte”, la llama Caparrós) porque hoy en día su nombre, como ningún otro y en razón de sus actos de caridad, representa la idea de bondad. Yo sostengo que esa representación “bondadosa” de la Madre Teresa es errónea en lo individual (el conservadurismo católico y la idea de aceptación del sufrimiento me parecen, en principio, ideas lamentables de bondad) y que es errónea y discriminadora en lo social. Para este último punto es que convoco al análisis al profesor argentino Jorge Massuco, el que en su libro El nosotros analiza la idiosincrasia de la sociedad de Guayaquil, a la que caracteriza como populista y gamonal, “acostumbrada a una organización social vertical, en la cual todo emana de arriba, criada en el fatalismo de será lo que Dios quiera o así lo ha querido Dios” y analiza la caridad (él la refiere como limosna y la entiende práctica común de las élites), la que “lejos de propiciar condiciones de identidad ciudadana, ahonda las diferencias; no procura la autoestima sino que perfecciona las diferencias. Es la institucionalización de la incapacidad de los sectores populares para darse sus propias reglas.” Y se pregunta: “¿No existe la posibilidad de desarrollar un proyecto conjunto en el que todos asuman responsabilidades compartidas?”. Y la respuesta, desde las élites sociales y políticas de esta ciudad, suele ser un rotundo no.
P.S.- [Benditos] los húmedos chochitos de las putas / que consuelan a más desconsolados / que las madres teresas de calcutas. (Acá, todo el Ciento volando de catorce)