La verdadera historia de Jesse Owens

20 de agosto de 2016

James Cleveland ‘Jesse’ Owens (1913-1980) afirmó que, a su regreso después de sus legendarias medallas de oro en las Olimpiadas de Berlín (1936) y después de las historias (propaganda) que se difundieron acerca de la supuesta conducta de Hitler, en los Estados Unidos de América,

“no podía subirme a la parte de delante de un bus. Tenía que ir por la puerta de atrás. No podía vivir donde quisiera. Y si no fui invitado a estrecharle la mano a Hitler, pues no fui invitado a la Casa Blanca a estrecharle las manos al Presidente [Roosevelt], tampoco” (1).

Peor aún: el Presidente Roosevelt si invitó a sus compañeros olímpicos que eran blancos y, además, era mentira que Hitler no lo saludó: “Cuando pasé frente al Canciller [Hitler] él se levantó y agitó su mano hacia mí, a lo que yo le correspondí. Creo que los escritores mostraron mal gusto (‘bad taste’) en criticar al hombre del momento en Alemania” (2).

Jesse Owens, triunfador de los 100 metros planos en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936

En realidad, como rememora Roger Osborne en ‘Civilización. Una historia crítica del mundo occidental’, los reclamos a la política racista de Alemania contra los judíos en los años treinta caían en saco roto, porque la estupidez del racismo era común en el resto de los países:

“En 1935 se promulgaron las leyes de Nuremberg que restringían ciertas ocupaciones a los judíos y prohibían los matrimonios entre judíos y gentiles. La desaprobación internacional quedó mitigada por las leyes Jim Crow vigentes en el sur de Estados Unidos, que de forma similar ilegalizaban los matrimonios interraciales, y por las políticas coloniales del Reino Unido, Francia y otras naciones europeas, fundamentadas en criterios de raza” (3).

Osborne concluye: “el nazismo germinó en una época en la que todas las razas blancas se consideraban a sí mismas superiores” (4). En razón de ello, hasta que recién en los cincuenta Owens pudo conseguir un empleo estable, esta gloria deportiva tuvo que ganarse por años la vida como un “runner for hire” [corredor de alquiler], demostrando su rapidez en competencia con personas, animales (perros y caballos), e incluso motocicletas (5). 

(1) White, John, ‘The olympic miscellany’, Carlton Books Limited, Londres, 2008, p. 10.
(2) Ibíd., p. 137.
(3) Osborne, Roger, ‘Civilización. Una historia crítica del mundo occidental’, Crítica, Barcelona, 2007, p. 497-8. [Título original: ‘A new history of the western world’, 2006, traducción de Antonio-Prometeo Moya y Rosa M. Salleras].
(4) Ibíd., p. 498.
(5) White, John, Ibíd., p. 16; Larry Schwartz, ‘Owens pierced a myth’, ESPN.com.

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