En el fondo, la diferencia
fundamental entre la administración socialcristiana (que abarcará hasta el 2019
casi tres décadas enteras bajo la férula de sólo dos alcaldes) y la
administración que la termine por reemplazar, debería ser una diferencia
generacional. El “post-socialcristianismo”
(de esto ya debe empezar a hablarse) llegará más temprano que tarde y será una
oportunidad para procurar una ciudad “verde,
inclusiva y sustentable”, a contramano del modelo de desarrollo de ciudad
plana de cemento y adoquín implementado por el socialcristianismo (1). Esa ciudad verde, inclusiva y
sustentable requiere de un modelo de administración diferente al actual: uno incluyente, participativo y digital.
El socialcristianismo es
un modelo de administración que corresponde a otra generación, a una Vieja Guardia: es excluyente,
inconsulto, prepotente (2). Muy de
los años ‘50s, época de caudillos y de gobierno vertical.
Es notable el paralelismo
con el monólogo de cierre (“Editorial New Rule”) de Bill Maher en el programa ‘Real Time’ del 22 de julio. Maher habla
de un político discriminador y excluyente nacido en 1946 cuyo nombre es Donald
Trump (Nebot es otro político discriminador y excluyente nacido en 1946; Trump en
junio, Nebot en octubre). Tienen ellos “aires de familia” en la forma de
entender la sociedad: cosas de la época en que crecieron (3). El contexto introduce una variante clave: lo que para Estados
Unidos de América es el problema racial, para Guayaquil es la pobreza de las
invasiones (4).
(1)
‘La posibilidad de una ciudad verde’, Xavier Flores Aguirre, 18 de enero de
2016.
(2)
‘El liberalismo guayaco’, Xavier Flores Aguirre, 7 de octubre de 2011.
(3)
‘El fascismo municipal’, Xavier Flores Aguirre, 13 de enero del 2012.
(4)
‘Extrema y persistente desigualdad en Guayaquil’, Xavier Flores Aguirre, 13 de junio de 2016.
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