Guayaquil es una ciudad
tan gris en su pensamiento, que una de sus figuras intelectuales más
relevantes, Walter Spurrier, puede publicar en las páginas del periódico de
mayor circulación de la ciudad que Guayaquil se ha quedado atrás (“Quito,
capital económica indiscutible”) y eso no provocar ninguna opinión ni a favor
ni en contra, ni en la prensa ni fuera de ella (1). Eso es turro en los ciudadanos, pero en el caso de las
universidades es realmente preocupante porque ellas son las llamadas a producir
pensamiento crítico y generar alternativas para superar este estancamiento.
Las universidades de
Guayaquil, sin embargo, jamás han puesto a debate el “modelo de desarrollo”
impuesto desde el poder municipal en Guayaquil por casi un cuarto de siglo (pues
he allí, en ese “modelo”, el origen del estancamiento económico de la ciudad).
Este hecho speaks volumes de la docilidad de la
sociedad guayaquileña.
(1) Walter
Spurrier Baquerizo, ‘Guayaquil se rezaga’, Diario El universo, 22 de febrero de
2015.
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