Crecimiento urbano: Guayaquil y Singapur

7 de julio de 2017

El guayaquileño tipo “tonto de derechas” (1) suele entusiasmarse con Singapur y lamentarse de que no se hayan adoptado unas políticas orientadas a parecerse a esta isla soñada.

Pero un detalle que se le suele escapar a este “soñador” es que si Guayaquil hubiese adoptado unas políticas como las singapurenses, el entorno en que vive sería muy diferente, puesto que Guayaquil y Singapur son dos ciudades de crecimiento urbano diametralmente opuesto. Mientras en Guayaquil los empresarios de la construcción son los que determinan el crecimiento de la ciudad (2) en Singapur la intervención del Estado en su crecimiento es tan brutal que el Estado dispone de tu dinero y determina con quiénes vas a vivir.

Así como se lo lee: el Estado dispone de tus ganancias para colocarlas en un fondo a cargo del Housing & Development Board (un órgano estatal) para el único propósito de que compres una vivienda, que una vez adquirida, sólo podrías vender para adquirir otra vivienda. El Estado no sólo que está emperrado en que tengas una vivienda, te guste o no (pues la libertad del que aporta el patrimonio para comprar la vivienda no interesa mayormente en esta decisión) sino que determina también con quiénes vas a vivir, con el propósito de asegurar la armonía racial de esta pequeña isla tropical. Así, en Singapur, en las viviendas públicas en las que vive el 80% de su población se tiene que reproducir la diversidad racial existente en la sociedad singapurense (3). 

Porque la vivienda pública también puede ser de excelencia. 50 y pico de años, en fotos.

Me imagino a los “tontos de derechas” de Guayaquil viviendo en una de las casas colectivas que tanto abundan en Singapur en la obligatoria compañía de los cholos, negros e indios que componen la diversidad racial de Guayaquil: sería gente en permanente y manifiesto horror por esa macabra dictadura impuesta por alguna variante guayaca del líder singapurense Lee Kuan Yew (1923-2015), artífice principal del cambio operado en el diminuto territorio que administró por 31 años como Primer Ministro (4).

(De hecho, Nebot es una variante guayaca de Lee Kuan Yew: un político autoritario de derechas de larga duración. La diferencia sustancial: mientras Lee Kuan Yew fue exitoso, Jaime Nebot se vende como exitoso. La diferencia entre ambos líderes es la misma que existe entre la realidad efectiva y la mera delusión, entre un líder visionario y un vendehumo).

En resumidas cuentas: mientras el crecimiento urbano en Guayaquil sigue la estricta lógica del mercado, que favorece a las empresas constructoras y fomentan las “distinciones odiosas” entre ciudadanos (con los adinerados encapsulándose para evitar interacciones con los de una condición social distinta), en Singapur el crecimiento urbano se lo hizo con una fuerte intervención gubernamental, a tal punto que el gobierno tiene la atribución de disponer no sólo de los dineros de los singapurenses sino también de determinar quiénes viven alrededor suyo.

Y al “tonto de derechas”, eso no le gustaría nadita.

(1) Tipo los que se dejan persuadir por los argumentos escolares de Gloria Álvarez, v. ‘Tonto de derechas: tuya es la Gloria’, Xavier Flores Aguirre, 17 de febrero de 2016.
(2)Guayaquil a la deriva’, Xavier Flores Aguirre, 28 de febrero de 2016.
(4) Se puede decir sin faltar a la verdad que a Lee Kuan Yew le importaba un soberano carajo si a los singapurenses no les llegaba a gustar estas, u otras de sus medidas, pues en su opinión: “Nosotros decidimos lo que es correcto, no importa lo que la gente piense”. No era lo que se dice un demócrata, Mr. Lee.

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