Pugna de poderes

18 de agosto de 2019


En el año 1979, son ya 40 años de esto, el Ecuador volvió a la democracia, período al que algunos querían que se lo conozca como “la decimoséptima república ecuatoriana”, puesto que nos regía la 17ava Constitución, votada por el pueblo en referéndum del 15 de agosto de 1978. Esta nueva Constitución buscaba un poder ejecutivo fuerte:

“Con un parlamento elegido en forma definitoria de la elección presidencial, la denominada segunda vuelta, se induce claramente al electorado a procurarle a ese Presidente de mayoría absoluta una legislatura alineada en el mandato popular predominante” (Alfredo Pinoargote, ‘La república de papel’, p. 119).
 
Y así ocurrió en el primer intento, en 1979. El Presidente Jaime Roldós tuvo a 47 diputados identificados con él: 32 de CFP (Concentración de Fuerzas Populares) y 15 de la ID (Izquierda Democrática), es decir, “más de las dos terceras partes de la Cámara Nacional de Representantes, la mayoría necesaria para instrumentar el cambio prometido al mandante soberano” (p. 119).

Parecía un escenario propicio, con un Presidente joven e idealista, Jaime “Seconal” Roldós, apoyado por un número suficiente de legisladores. Pero el autor al que seguimos en este punto, cuenta qué pasó en este Ecuador de la vuelta a la democracia:

“Sostenemos como verdad evidente e irrefutable que la pugna entre los poderes ejecutivo y legislativo es, en el Ecuador, de carácter histórico y permanente, sean quienes fueren sus protagonistas. No obstante, como la historia tiene sus propios actores, y cada capítulo los suyos propios, en la decimoséptima república ecuatoriana asumieron el respectivo liderazgo de esta pugnacidad recurrente Jaime Roldós Aguilera y Assad Bucaram. Antes hubo otros nombres, Rocafuerte y Flores, Velasco Ibarra y Martínez Mera, Arosemena Monroy y Velasco Ibarra, y muchos más” (p. 119).

Y esta pugna entre Assad Bucaram y Jaime Roldós “a la postre, esterilizó el más categórico pronunciamiento popular de la historia nacional” (p. 120), con la particularidad de que se trataba de una pugna que involucraba a tío y sobrino. Y la política ecuatoriana fue una vez más, lo que ha sido casi sin variante desde que nos regimos como Estado independiente en 1830: una incesante sucesión de gobiernos de pandilla.

Estos primeros pugnantes de la “décimo séptima república” murieron ambos en 1981. Jaime Roldós en un sospechoso “accidente” de aviación el 24 de mayo y Assad Bucaram de un infarto fulminante, el 5 de noviembre.

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