Cali(ente) es mucho parche. Si Panamá fue una “grata, sosegada, amical y académica visita”, en Cali(ente) lo académico lo fleté de entrada (pensé asistir a un curso de derecho procesal constitucional en la Universidad del Valle, pero nah, porque entre otras cosas jamás me habría despertado a tiempo, lo sé), lo grato y lo amical se mantuvieron muy en alto y lo sosegado se trocó por acelerado, sin esa salsa tradicional de acá (de la que nunca he sido muy fan) pero con mucha noche y mucho rock.
Acá me encontré con muy buenas gentes, me conseguí muy buena literatura (incluidas unas Soho viejas que conseguí a precio de ganga), volví a mirar Fight Club (peli de pelos) y me siento mucho más que complacido de no haberme movido a Medellín para mirar ese bodrio absurdo de partido que jugaron los dirigidos por Sixto “confianza” Vizuete, porque me habría dado un empute de aquellos…
Hoy, vuelta al Guayas, a sabiendas de que Cali(ente) es un destino para siempre volver.
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