Así decía Lenin Moreno el
1 de octubre de 2016, en el Gonzalo Pozo Ripalda (el estadio del Auquitas)
cuando aceptó la candidatura a la Presidencia de la República por Alianza País:
“‘La deslealtad no es el camino’ dijo e invitó a los presentes a corear
el nombre del Primer Mandatario
[Correa]”. La condición de Moreno para aceptar la candidatura ese día fue que
Alianza País permanezca unido. Moreno fue purita misión ternura.
Dos años después, se le
vino la política: Alianza País está roto y Moreno ha sido tan desleal como ha
visto necesario serlo para consolidarse en el poder. Es un Presidente débil,
que ha gobernado desde sus temores. Y por ellos, en las cosas de importancia se
ha entregado a la derecha en lo económico y al Dr. Trujillo y su muchachada en
lo político. Francamente, tampoco es que a Moreno estas cosas del Estado le
importen demasiado.
Y se le nota mucho, al
menos tanto como su deslealtad.
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