En un artículo publicado
el año 1902 sobre la cuestión limítrofe con el Perú, Crespo Toral hace un
recuento de los grandes fracasos del Ecuador:
“En
Ecuador, desde 1830, viene arrastrando los desastres de una luctuosa historia.
Sobre un territorio conmovido por odios de regionalismo; en medio de la vieja
oposición de razas; con el más soberbio militarismo como protagonista; con las
comparsas de caracteres versátiles o menguados; la fiebre de ensayos
constitucionales de todos los días; siendo los gobiernos civiles rápidos
destellos –ensueños de fugitivo bienestar- echados abajo con la punta de la
espada; con paréntesis de grandeza, señalada principalmente por el genio único
de García Moreno; la República preparada o improvisada por el General Flores,
que supeditó al desagraciado Lamar en su empresa; ni en el terreno de la
diplomacia, ni en el de la imposición o justicia armadas, se ha podido
mantener, para el objeto de sacar, limpia y esplendorosa, la herencia de Quito,
la de 1809. La reseña de nuestro pleito con el Perú traduce las desventuras de
toda nuestra historia. Unidos, honrados y caballeros, pudimos echar en la
balanza –junto con la justicia- el hierro y tal vez el oro, que valen mucho
cuando se vindica el derecho; y fuimos y somos todavía… un pueblo pobre, sin
vínculos de nacionalidad…
Por la
ruindad de nuestro patriotismo, es por lo que el Perú pretende dejarnos en peor
situación que en vísperas de Tarqui. No heredamos la gloria: ¿la sangre de los
hijos del Sur se fue en balde, por las aguas del Tarqui, hacia el distante mar Atlántico…? ¿Quizá el océano del olvido?” (1).
Lapidario.
El poeta curunado. Fuente: 'Obras completas, t. XI'. |
Y para peor: no aprendimos
hasta 1942, cuando perdimos la mitad de nuestro territorio con el Protocolo de
Río de Janeiro y llegamos a ser menos de lo que éramos “en vísperas de Tarqui”.
En aquella ocasión, el Embajador de Brasil, Osvaldo Aranha, nos conminó a
portarnos serios: “Aprendan a ser país, y luego reclamen sus derechos”.
En eso de “aprender a
ser país”, pues todavía seguimos en el intento. Y con más pena que gloria.
(1)
‘Pleito secular: el estado del asunto’ [1902], en: Crespo Toral, Remigio, ‘Obras completas, t. XI [Pleito secular]’,
Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinoza Pólit, Quito, 1992, p. 36.
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