Publicado en diario Expreso el viernes 17 de enero de 2025.
Se suele decir que la República del Ecuador se fundó en 1830. Esta afirmación es falsa.
En mayo de 1830, el Distrito del Sur se separó de la República de Colombia y adoptó el nombre “Estado del Sur de Colombia”. Con este nombre y un incipiente aparato administrativo (dos venezolanos: un jefe y su secretario) se convocó a la elección de los representantes en un Congreso Constituyente, que se reunió en Riobamba para aprobar una Constitución y darle forma a un Estado que llevó por nombre “Estado del Ecuador en la República de Colombia”.
Esta Constitución, promulgada en septiembre de 1830, propuso que el Ecuador siga perteneciendo a Colombia, pero como parte de una confederación con los otros Estados, Venezuela y Colombia, que habían sido los distritos del Norte y del Centro de Colombia. Así, el Ecuador proponía el regreso de la Gran Colombia en un formato de confederación, donde cada Estado tendría un margen de autonomía pero habría un “Gobierno general” de la República de Colombia (los detalles de este gobierno general y de las relaciones entre los Estados tendrían que discutirse en una reunión de plenipotenciarios). Nadie le paró bola a esta propuesta.
El único período presidencial en el que rigió esta Constitución terminó muy mal, porque desembocó en una guerra civil. Por una parte, José Félix Valdivieso, jefe supremo de la Sierra. Por la otra, Vicente Rocafuerte, jefe supremo de la Costa.
Así, entre 1830 y 1834 pasamos de formular una pacífica propuesta diplomática de unión sudamericana a enfrentarnos en una sangrienta guerra civil. Cuando concluyó esta guerra civil (la primera de este terruño tan aficionado a la violencia), con el triunfo del ejército del jefe supremo de la Costa en la batalla de Miñarica en enero de 1835, se abrieron dos posibilidades: extinguir el Estado ecuatoriano o convertirlo en República independiente.
Se ensayaron ambas posibilidades. El bando perdedor de la guerra civil declaró que el Estado del Ecuador, nacido en la Constitución de 1830, debía volver sobre sus pasos y reintegrarse a la Colombia de la que se separó en 1830, terminando así con la experiencia de un Estado ecuatoriano autónomo. Unos 800 huyeron de Quito y muchos terminaron por residir en Popayán, donde publicaron el semanario “La Voz del Ecuador”, en cuyas páginas justificaron el reintegro del Ecuador a Colombia. Se comisionó a uno de ellos, Roberto de Ascázubi, para obtener la aceptación de Colombia, pero pasó la vergüenza de ser rechazado en Bogotá.
El bando triunfador de la guerra civil, por su parte, convocó a una convención nacional para reorganizar el territorio y dictar una Constitución, que se reunió en Ambato entre junio y agosto de 1835. Esta convención eligió presidente a Vicente Rocafuerte y dictó una nueva Constitución que persistía en el Estado del Ecuador, pero esta vez sin una propuesta de confederación con otros Estados y con el título de República independiente y no por una pertenencia a una asociación mayor. Su artículo 1 decía, sin lugar a equívoco: “La República del Ecuador, se compone de todos los ecuatorianos, reunidos bajo un mismo pacto de asociación política”.
Pudo no ser, pero en 1835 nació en Ambato la República del Ecuador.