La muerte del Estado del Ecuador

28 de marzo de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 28 de marzo de 2025.

La primera guerra civil ecuatoriana (1834-1835) enfrentó a los tres departamentos del novel Estado del Ecuador. El departamento del Guayas, bajo la jefatura suprema del guayaquileño Vicente Rocafuerte, enfrentó a los departamentos del Azuay y Quito, bajo la jefatura suprema del lojano José Félix Valdivieso. Sus ejércitos se enfrentaron en Miñarica, en enero de 1835. 

Ganó el Guayas. Los del bando perdedor, algunos de ellos reunidos en Quito para participar en una convención nacional que iba a reemplazar la Constitución de 1830, tomaron rumbo al Norte. En Tulcán, proclamaron la muerte del Estado del Ecuador. Algunos siguieron rumbo a la Nueva Granada, a Popayán, donde se establecieron y fundaron un periódico semanal que se llamó “La voz del Ecuador”. Allí se justificó la agregación del territorio del Estado del Ecuador a la República de la Nueva Granada (nombre de la República de Colombia entre 1831 y 1858), de donde el Ecuador se había segregado en 1830. 

Un hecho importante: en 1832, el Ecuador y la Nueva Granada firmaron el Tratado de Pasto, a consecuencia de la guerra del Cauca y de la derrota que sufrió en ella el Ecuador. Por tanto, los límites entre los Estados se fijaron donde lo quiso la Nueva Granada y se privó al Ecuador de su soberanía sobre territorios con los que la Sierra Centro-Norte (en especial, su capital Quito) había tenido estrechos vínculos por siglos.

Cobra sentido la justificación que los exiliados que habían proclamado la muerte del Ecuador ensayaron en “La voz del Ecuador”, en su segunda publicación fechada 13 de abril de 1835. Ellos descartaron que la propuesta de agregación haya estado motivada por el terror o el miedo, y atribuyeron la disolución del Ecuador y su agregación a la Nueva Granada como el fruto de la voluntad de la comunidad política. 

Bajo el título “Incorporación del Estado del Ecuador al de la N. Granada” se escribió que esta propuesta de agregación era “obra espontánea de los diputados en perfecta conformidad con el voto de los ciudadanos sus comitentes”, pues “estaban estos suficientemente instruidos por esperiencias harto funestas para su prosperidad desde 1830 en que se separaron de la república, de que no poseían todavía los elementos necesarios con que debe contar un Estado que quiere constituirse independiente”. Y se preguntaba: “¿Cómo había de querer sostener su independencia un Estado sin rentas?”.

Para la Sierra Centro-Norte ser parte de la Nueva Granada era una recuperación de sus estrechos vínculos con los territorios al Norte (el departamento del Cauca, cuya capital era Popayán) que les había cercenado el Tratado de Pasto. Un quiteño, Roberto Ascázubi, fue el comisionado para ir a Bogotá para obtener la aprobación del gobierno neogranadino de la agregación del Estado del Ecuador a su territorio.

El historiador quiteño Jorge Salvador Lara describió el triste desenlace de esta historia: “el odio político les llevó a traicionar sus ideales de siempre: la autonomía de Quito. Don Roberto Ascázubi, comisionado para ello, pasó por la vergüenza de que el gobierno de Bogotá rechazase tal acta”.

Los tres departamentos se volvieron a reunir en la República del Ecuador que se fundó el 13 de agosto de 1835.

Capital Riobamba

21 de marzo de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 21 de febrero de 2025.

En sus orígenes, el Estado del Ecuador se pudo organizar de una manera distinta. Y tal vez mejor, a efectos de la gobernanza del territorio.

En 1830, el naciente Estado del Ecuador pretendió ser la reunión de cuatro departamentos que integraron la República de Colombia: Cauca (en el distrito del centro), Quito, Cuenca y Guayaquil (en el distrito del sur). A la convención nacional que fundó el Estado en 1830, celebrada en Riobamba, sólo asistieron los representantes del distrito del Sur.

Pero el 20 de diciembre de 1830, el presidente del Estado del Ecuador en ejercicio del poder desde septiembre, Juan José Flores, decretó la anexión del departamento del Cauca al Estado que él gobernaba. Al año siguiente, el 7 de octubre, el primer congreso ordinario del Ecuador, en comunión con lo decidido por el presidente, aprobó una ley que anexaba el departamento del Cauca al Estado del Ecuador. 

Pero la idea de sumar los territorios al Norte del río Carchi (el límite Sur del distrito del centro) se perdió para siempre tras la guerra con Colombia que concluyó con la firma del Tratado de Pasto el 8 de diciembre de 1832 y que mató el sueño de reunir a los cuatro departamentos. El departamento del Cauca quedó donde Colombia (en esa época: Nueva Granada) quería. 

Los tres departamentos que quedaron, como lo especificó uno de los veinte varones que se reunieron en la primera convención nacional de 1830, José Joaquín Olmedo, se encontraban en una “reunión accidental” y por eso ningún departamento tenía primacía sobre otro y todos participaban en las cámaras de representantes y en los senados con igual representación (así funcionó hasta la Constitución de 1861). Esta convención otorgó el 21 de septiembre de 1830 por decreto la capitalidad del nuevo Estado a Quito, sede de una antigua audiencia española.

A partir de la pérdida de las aspiraciones a los territorios del Norte en 1832, Quito perdió la posibilidad de ser un gobierno central (quiero decir: ubicado en un centro aproximado, como en los tiempos en que fue sede de una audiencia) para el territorio del Estado del Ecuador. La derrota en la guerra con Colombia la convirtió en una capital excéntrica para el resultante territorio.  

En la convención nacional de 1835 que parió una república, celebrada en Ambato, se discutió si la capital del Estado del Ecuador debía ser Riobamba. Tenía la misma lógica que tenía Quito para su territorio audiencial en los tiempos de la dominación española: Riobamba era céntrica para el territorio del Estado tras el Tratado de Pasto. Tenía un timbre de orgullo por haber sido la sede de la convención que originó el Estado del Ecuador y se situaba equidistante a las capitales de los departamentos (que fue la razón por la que los venezolanos Flores y Febres-Cordero escogieron a Riobamba como sede de la convención nacional de 1830). 

La elección de Riobamba como capital del Ecuador era un idóneo diseño institucional para desactivar la primacía administrativa de una de las tres capitales departamentales y recuperar la centralidad para una administración más eficaz del Estado.  

La moción para debate la presentó un diputado por Chimborazo, Uscátegui. Se suspendió el debate y jamás se lo retomó. 

¡Pobre ciudadano!

19 de marzo de 2025

Este problema es cortesía de Carondelet y de los empleados de su bar (primer piso del saloon de la democracia ecuatoriana).

El problema: Algunas personas (indeterminadas, debo decir: hipotéticas*) son sometidas a presiones por los GDO para votar por una tendencia política opuesta a la del partido de gobierno. Esta situación es muy mala para estas personas, porque si no cumplen con lo exigido por los integrantes de los GDO podría existir alguna consecuencia violenta en su perjuicio. 

Entonces, ¿qué debería hacer el gobierno del Ecuador frente a este problema?

Debería hacer lo dispuesto por la Constitución. Es decir, intentar el siguiente escenario:

Escenario 1 (gobierno respetuoso de la dignidad de sus habitantes): 

El Estado ataca la raíz del problema. Si hay habitantes de su territorio sometidos a este tipo de presiones, este Estado va a perseguir a quienes cometen estas presiones en contra de unos inocentes. Un Estado respetuoso de los derechos de los inocentes haría una inteligencia a fin de hallar a quienes están detrás de estas presiones a las personas y delimitaría el ámbito de acción de los agresores. Así, en el evento de que hubiese que establecer alguna restricción a la libertad de las personas, ésta se la haría de la forma que menos afecte a las personas que no se hallan involucradas en estos hechos (que somos la gran mayoría de ecuatorianos).

Pero, ¿qué hace el gobierno del Ecuador frente a este problema?

Hace lo que le conviene para eliminar controles en el escrutinio de la segunda vuelta. Es decir, el siguiente escenario:

Escenario 2 (gobierno que utiliza a sus habitantes para sus propios fines): 

El Estado no ataca la raíz del problema, ataca a sus propios habitantes. Si hay habitantes de su territorio sometidos a este tipo de presiones por los GDO, la acción del Estado se ha enderezado a empeorar su situación, pues le impone una presión adicional a esta persona cuando establece una sanción de hasta 32.900 usd por tomar una foto y cumplir con la presión de los GDO. 

Es decir, desde el gobierno se ha detectado un problema (que hay personas sometidas a presiones por los GDO) y su respuesta es ahondar el problema y joder a esta pobre persona que, después de la intervención del Estado, tiene dos opciones: o sufrir alguna consecuencia indeseable a manos de los GDO (tal vez hasta la muerte), o sufrir una consecuencia indeseable a manos del Estado (pagar casi 33.000 usd). El poder de los GDO y el poder del Estado, operando como las tenazas para oprimir a un pobre ciudadano.

Si ocurre que en vez de atacar a los grandes (que son, además, los causantes del problema), ocurre que se ataca al pequeño (quien es, además, la víctima del problema), entonces estamos frente a un gobierno de canallas, bajo el mando de un sociópata.  

*

* El gobierno no ha demostrado en los informes de sustento para la adopción de esta medida aprobada por los empleados del bar del CNE (sobre ese bar y su cúmulo de arbitrariedades, v. La democracia ecuatoriana es un saloon (p. 2)) ni la existencia de los perpetradores de este específico delito, ni la existencia de sus víctimas. Esta es una restricción que se pretende aplicar a más de diez millones de ecuatorianos y que ha sido establecida a punta de informes de la Fuerza Pública genéricos y serviles a las arbitrariedades del gobierno. 

El invierno de Campoverano

15 de marzo de 2025

La canciller Gabriela Sommerfeld no atina una. Ella organizó una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Cuenca (la vigésimo novena) y pensó que iba a tener una asistencia pobre, de apenas 11 jefes de Estado y de Gobierno. Esto ya estaba mal, porque se proyectaba la más baja asistencia a una cumbre iberoamericana desde su creación el año 1991. 

Pero fue mucho peor. No vino es nadie. Apenas un tocayo de ese garito llamado Andorra y el decorativo rey español. Pero de América, nadie. Total ninguneo. Sommerfeld quedó para la risa.

Pero ahí sigue ella, gestionando (¿gestionando?) las relaciones diplomáticas, con su look de villana de caricatura. Y su sordera.

Hablemos de inutilidad, Sommerfeld. Mejor tómate un Aerogal rumbo al olvido.

La democracia ecuatoriana es un saloon (p. 2)

14 de marzo de 2025

En el saloon de la democracia ecuatoriana, el TCE (v. p. 1) ocupa el segundo piso. En el primer piso está el CNE. Es decir, el bar propiamente dicho.


Welcome to Elecciones 2025


Su actuación de ayer fue digna de un convivio cervecero. Por una resolución, tres del bar CNE crearon una norma que restringe la libertad de 13.732.194 de votantes habilitados en el Ecuador para la segunda vuelta so pena de una sanción de hasta 32.900 dólares USD.

Lo primero: el CNE es un órgano administrativo y la creación de una disposición que contenga una infracción tiene reserva de ley*, es decir, sólo la puede crear la Asamblea Nacional (esto, por una razón muy obvia: las infracciones sólo las pueden tipificar unos representantes elegidos por millones de votantes, no tres empleados de un bar).

Y en su borrachera de poder, el CNE no establece cualquier sanción para su inventada infracción. Establece una falta grave, que puede ser sancionada con una multa desde 9.870 dólares USD (21 salarios básicos) hasta 32.900 dólares USD (70 salarios básicos), destitución (si es un funcionario) y/o suspensión de derechos de participación desde dos hasta cuatro años. Es decir, por tomar una foto, un ciudadano inocente podría pagar casi seis veces más que Mayra Salazar por haber participado (con condenada ejecutoriada y cumplida) del delito de delincuencia organizada en el caso Metástasis (pagó una multa de 5.520 dólares USD). De tan desproporcionada, la resolución aparece como estúpida.

La resolución del CNE no cuenta con base legal, ni tampoco con base fáctica. No se presenta por el CNE ninguna sola evidencia que respalde el vínculo entre las fotos de los votos y las presiones de los GDO, ni tampoco porqué esa presión afecta con igual intensidad en todo el territorio nacional. Es decir, sin hechos de respaldo, se restringe el uso de un objeto personal a más de diez millones de personas. Si existieran dichos hechos (digamos, por elemental que parezca: una necesidad real), esto se circunscribiría a los sectores problemáticos (porque estarían identificados y no serían un simple supuesto) y no se afectaría a la gran mayoría de personas. Pero no hay ninguna evidencia. Se ha actuado así porque lo ordenó Carondelet (digamos: los dueños del bar). Nuevamente, de tan desproporcionada, esta resolución aparece como estúpida. 

Y, finalmente, ¿Por qué, si el problema es el envío de fotos por los votantes, esto se aplica a los integrantes de las Juntas Receptoras del Voto? En esto último, se les nota la verdadera intención a los del bar. No es garantizar la pureza del voto, es disminuir los controles para hacer un posible fraude. Noboa quiere ser el vengador de su papá. Y en este saloon, su capricho es ley.

En el saloon de la democracia ecuatoriana se despacha harta cerveza y whisky de mala calidad. Y la camarera es Diana Atamaint. El bartender, obvio, es Pita. El otro que votó a favor, las cosas de limpieza.

* De acuerdo con la Constitución, una garantía básica del debido proceso es la siguiente: “Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un acto u omisión que, al momento de cometerse no esté tipificado en la ley como infracción penal, administrativa, o de otra naturaleza” (Art. 76 núm. 3).

La primera Constitución y los indígenas

            Publicado en diario Expreso el viernes 14 de marzo de 2025.

Una explotación intensa y sistemática a los indígenas: esto fue lo que produjo la primera Constitución que rigió en el territorio del Estado ecuatoriano.

En 1830, la primera Constitución que se aprobó en Riobamba el 11 de septiembre por veinte varones adinerados (ningún indígena, por supuesto) decía en su artículo 11 que era un derecho de los ecuatorianos la “igualdad ante la ley”, pero en su artículo 68 establecía una clara desigualdad: “Este Congreso Constituyente nombra a los venerables curas párrocos por tutores y padres naturales de los indígenas, excitando su ministerio de caridad en favor de esta clase inocente, abyecta y miserable”. 

Este trato diferenciado que la norma fundamental estableció para los indígenas, en el marco de una supuesta igualdad, los situaba aparte de la naciente “ecuatorianidad” que postulaba la Constitución de 1830 (pues en la república siguen siendo percibidos por la élite política como los conquistados del territorio). Por eso la Constitución de 1830 consideró a los indígenas en situación de capitis deminutio y nombró como su tutor y su padre natural a “curas párrocos” de ese pilar fundamental de la conquista y la dominación española: la iglesia católica. 

La primera Constitución estableció que en el Estado del Ecuador había un único ministerio, que lo ocupó el lojano José Félix Valdivieso Valdivieso, el primer ecuatoriano (un natural del territorio de la Audiencia de Quito) que fue designado para el ejercicio de un cargo público en la Función Ejecutiva (tras el Presidente y el Secretario General, cargos ambos ocupados por venezolanos). Valdivieso era hijo de una Valdivieso Valdivieso, y estaba casado con otra Valdivieso. Según un registro de la época, era el propietario de 34 haciendas, repartidas a lo largo del callejón interandino. (Endogamia y grandes fortunas: una fórmula socorrida en la élite de la Sierra ecuatoriana.)

El primer informe del ministro Valdivieso listó cuatro fuentes de riqueza para el Ecuador que nació en 1830: los productos agrícolas, la minería, la industria y, de manera singular, a los indígenas.

Es decir, los indígenas eran ecuatorianos, pero a efectos de sostener la administración pública del Estado. Ese mismo Estado que los colocaba bajo el control de los curas católicos, les cobraba a los indígenas un tributo (la llamada “contribución especial de indígenas”) de tres pesos y cuatro reales, que se debía pagar en junio y diciembre de cada año por el solo hecho de ser indígena. Esta “contribución especial” subsistió hasta el año 1857.  

El ministro Valdivieso firmó una circular el 18 de noviembre de 1831, por la que obligaba a los indígenas “a cumplir religiosamente con las calidades del concierto”, es decir, a cumplir con el trabajo forzado en las haciendas. El naciente Ecuador organizaba su territorio para la mayor explotación de uno de sus recursos.

Así, la creación del Ecuador en 1830 avanzó hacia una explotación más intensa y sistemática de los pueblos sometidos por la conquista del siglo XVI, a mayor beneficio de un Estado que en 1830 excitaba el “ministerio de caridad” de los curas a favor de esta “clase inocente, abyecta y miserable”.

Esto es nacer con las pesadas losas del pasado encima.

La democracia ecuatoriana es un saloon (p. 1)

13 de marzo de 2025

El rol del Tribunal Contencioso Electoral es el de sheriff de la democracia, siendo que la democracia en el Ecuador es lo más parecido a un saloon del viejo Oeste con el sheriff bebiendo cerveza y eructando sentencias.

En un proceso de consolidación del desprecio que la clase política siente hacia los votantes que participan de esta democracia/saloon, los jueces del TCE han adquirido la facultad de destituir a las autoridades que habiendo sido elegidas por la voluntad popular, se han posesionado del cargo y se encuentran ejerciéndolo. Es decir, un puñado de personas (total: cinco bebedores de cerveza en el saloon) pueden desconocer (burlarse de, cagarse de risa con) lo que miles, cientos de miles, o millones de personas han votado en procesos electorales que costaron millones de dólares. A esto hemos llegado, y en el Ecuador a nadie le llama la atención que se pueda actuar de una manera tan contra-mayoritaria. Se ha normalizado desconocer (burlarse de, cagarse de risa con) lo que miles, cientos de miles, o millones de personas decidieron. 

Y en el Ecuador se cree (por la clase política y los serviles medios de comunicación masivos que son sus damas de compañía en el saloon) que, como la ley lo dice, esto está bien. Lo que haya decidido el pueblo en elecciones importa, así, un rábano, un Saquicela, un carajo. 

¿El vengador?

10 de marzo de 2025

En 1998 le robaron la elección a Álvaro Noboa, en un contubernio entre DP y PSC. Este diálogo de Marcelo Dotti (exPSC) con el Vivanco de La Posta (pariente del Vivanco DP que en aquella época presidía el Tribunal Supremo Electoral) explica bien el robo de la presidencia:

- Vivanco: ‘¿Y la DP manejaba los votos?’

- Dotti: ‘Mire, Álvaro Noboa perdió la presidencia el ‘98 porque le robaron.’ (Las dos últimas palabras dichas con énfasis).

- Vivanco: ‘Hable serio, ahí el presidente del tribunal era medio primo de mi papá, Patricio Vivanco.’

- Dotti: ‘Mi buen amigo.’

- Vivanco: ‘Es una persona que yo considero y quiero.’

- Dotti: ‘Patricio Vivanco Riofrío. No se enoja, ¿no, usted?’.

- Vivanco: ‘No, no, no.’

- Dotti: ‘Ya.’

- Vivanco: ‘Dice que Patricio le… que Patricio hizo la huevadilla.’

- Dotti: ‘Patricio un hombre muy inteligente.’ (Dicho sonreído).

- Vivanco: ‘Una cosa es ser inteligente…’

- Dotti: ‘Y era el hombre de Mahuad en el Tribunal Supremo Electoral.’

[1:14:09-1:14:38]

A Álvaro Noboa le robaron la elección. Volvió a participar, llegó a otras dos segundas vueltas, estuvo dos veces más. Cinco candidaturas en total, en todas perdió. Su hijo lo intentó en su reemplazo (porque su padre no estaba en condiciones ya de enfrentar una sexta campaña) y a la primera (tocó la flauta por casualidad) llegó a la presidencia, para ejercerla por un año y medio. Y ahora llegará el momento de la verdad. Este 13 de abril enfrenta una encrucijada: o se va o se queda cuatro años. 

El hijo de Álvaro Noboa está ahora en el poder. Es un gobernante lanzado a la reelección, y si bien ha demostrado no tener talento para la política de masas, también ha demostrado no tener escrúpulos para la política de intereses. Y eso le permite, además de usar, abusar del poder, como lo ha demostrado en numerosos episodios: el maltrato a su vicepresidenta, el envío de una ley archivada, el asalto a una embajada, la descalificación de sus rivales en competencia electoral (Topic), la persecución a sus rivales políticos (casi cualquiera que no sea ADN), etc. 

Es decir, el hijo de Álvaro Noboa tiene la posibilidad de vengar a su padre. Si él perdió por un fraude electoral en 1998, Daniel Noboa podrá querer (e imponer) ganar por un fraude electoral el 2025, casi treinta años después. Antes, como ahora, la frágil institucionalidad de un Estado ofrecida al mejor postor lo podría permitir.

La única alternativa para evitarlo, por seguir con la onda noventera, es que la votación de su oponente sea tan amplia como la que derrotó a Jaime Nebot en 1996. 

Cabe la posibilidad: Un vengador quedando en ridículo.

Poesía (el resto es márquetin)

8 de marzo de 2025

El debate lo encumbró a Daniel Noboa, el debate lo podría hacer caer a Daniel Noboa. Allí reside la poética de este episodio.

El presidente Daniel Noboa tiene una primera gran desventaja: por contraste a su opositora, él ya gobernó. Y no lo ha hecho bien, si juzgamos por los siguientes dos criterios: 

* Mentiras (porque un político es juzgado por su capacidad para cumplir su palabra)

Son tantas, que mentir califica para manía presidencial: cosas que dice que no va a hacer pero luego hace, como no subir el IVA para después subirlo tres puntos; cosas que dice que iba a hacer pero después no hizo, como las cárceles en once meses o la cárcel en altamar (tremendo pedo mental del que ya nadie habla); cosas que son ciertas pero no como él las interpreta, como cuando dijo que el Ecuador había vuelto a vender energía eléctrica a Colombia, cuando se trató de una venta programada por razones técnicas; cosas que dice que resultan exageraciones, como el monto de la inversión en nuevas escuelas (según él 46 millones, cuando es casi cuatro veces menos, sólo 12 millones), cosas que dice que son errores, como que el número de femicidios ha disminuido, cosas que dice que no tienen sustento como que los GAD han gastado su dinero en hacer campaña a favor de la candidata Luisa González y que es por eso que no tienen recursos, cosas que dice que son fantasía como que no iba a haber apagones o que existe el “Plan Fénix”, y cosas que dice que tienen un touch de esquizofrenia como que él era una persona ajena a revanchas, dispuesta a gobernar con empatía, pero después se postuló como un “pésimo enemigo” y se lanzó a perseguir rivales, e incluso a su propia vicepresidenta. Son sólo unos cuantos ejemplos de una amplia gama: el presidente Noboa es un todoterreno de la mentira.

* Mala administración (porque un político es juzgado por su capacidad de gestión)

Las cifras en los dos temas que más preocupan a los ecuatorianos, la economía y la lucha contra la delincuencia, son muy malas.

En economía: En el período de gobierno de Noboa, la pobreza aumentó (dos puntos: pasó del 26% al 28% de la población) y la pobreza extrema también (pasó de 10.6% a 12.7%), también aumentó el desempleo (tan solo por los apagones -que no iba a haber- se perdieron alrededor de 250.000 empleos). El crecimiento económico del Ecuador fue minúsculo (apenas del 0.3%, el único con peores números en América latina es Haití, según los datos del Banco Mundial) y la inversión extranjera directa en el Ecuador representa el 0.3% del PIB (nuevamente el único país con peores números en América latina es Haití).

En seguridad: Este inicio del año 2025 es el más violento registrado en la historia del Ecuador, con un 40% más de muertes violentas que las registradas en el mismo período del año 2023, que fue el año que cerró con una tasa de 47.25 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, la tasa más alta desde que se tienen estos registros. En los primeros cincuenta días de este año, en el Ecuador han sido asesinadas 1.300 personas, lo que equivale a un asesinato por hora. A pesar de casi catorce meses de guerra del Estado contra los GDO (desde el 9 de enero de 2024), el Ecuador era y sigue siendo es el país más violento de América latina.

*

Sumado a esto, la otra gran desventaja del presidente/candidato Daniel Noboa es que es todo lo opuesto a un líder carismático. Es un pésimo comunicador y será la primera vez que esta condición realmente se pondrá en juego. En los debates del 2023, en la primera vuelta las luces no estuvieron sobre él (él surgió en el posdebate, v. “Tocó la flauta (o fenómeno Gremlin)”) mientras que, en la segunda vuelta, ninguno de los dos candidatos había gobernado, así que las luces estuvieron repartidas de forma pareja (como también el resultado). 

En los debates del 2025, en la primera vuelta, el formato fue un adefesio. Y la segunda vuelta es la que importará. Enfrentará a los mismos de la segunda vuelta del 2023, pero esta vez las luces estarán sobre quien tendrá que justificar lo hecho con la responsabilidad que se le otorgó cuando se lo eligió presidente el 15 de octubre de 2023. Es decir, el presidente Noboa tendrá que defenderse de las acusaciones por sus mentiras y responder a los cuestionamientos por su mala administración; él tendrá que justificar el porqué el pueblo debería votar por él para que continúe su gestión cuatro años más*. Y esto significa exponerse como nunca antes. 

Como se ha visto, hay muchas acusaciones y cuestionamientos que hacerle al presidente Noboa. Y la candidata Luisa González los podría vocalizar muy bien** (a diferencia de él, ella no está negada a las bondades del castellano). Este escenario lo coloca al presidente Noboa en una situación muy, pero muy incómoda.    

Y podría ser que lo que lo subió, lo haga bajar. Poesía.

*


* Antes, el 2023, Noboa era el cambio. Hoy, el 2025, es la continuidad. Si antes Noboa ofreció razones para cambiar a una población que estaba deseosa de un cambio, hoy Noboa debe ofrecer razones para su continuidad a una población que sigue deseosa de un cambio. Por eso es que ahora se lo siente tan fuera de lugar: ahora necesita convencer a la gente y el poder de convencimiento verbal no le fue dado (¡sólo le queda el márquetin!).

** La receta en esta elección para la RC es: “poco Correa, mucha Luisa, muchísimo en contra de Noboa” (esto último, para mantener sus números abajo, porque en política no suma amigos quien fracasa).

La anexión

7 de marzo de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 7 de marzo de 2025.

En 1821, salvo por la Gobernación de Guayaquil, la Audiencia de Quito estaba en manos de los españoles. En Cúcuta, entre mayo y octubre de 1821, se reunió un Congreso Constituyente compuesto por 57 diputados, que redactaron una Constitución y varias leyes para regular la conducta de los habitantes de un naciente Estado cuyo nombre era República de Colombia, bajo el mando de un presidente por ellos designado: el general venezolano Simón Bolívar.

De los diputados reunidos en Cúcuta, ninguno representaba a parte alguna de la Audiencia de Quito. Siendo esta República de Colombia la unión de los territorios del Virreinato de Nueva Granada (incluyendo allí el territorio de la Audiencia de Quito) y de la Capitanía General de Venezuela, en su Congreso Constituyente se debatió el título para la agregación de Quito a Colombia. 

Para algunos, la discusión del título para la agregación de Quito era irrelevante, porque ella no se mandaba sola. El territorio de la Audiencia de Quito pertenecía “naturalmente” al Virreinato de Nueva Granada y por eso la expresión de la voluntad quiteña no era relevante. Era parte de una “unidad territorial preexistente”, que se quería conservar bajo formas republicanas.

Otros evidenciaron la contradicción de unos “representantes de los pueblos” que impedían a otros ejercer el mismo derecho a la autodeterminación que ellos. El diputado Manuel María Quijano advirtió que se debía dejar a Quito y a otras entidades territoriales en la libertad de agregarse a Colombia, para que “no se coartase la libertad a los representantes en materia de tamaña importancia no sólo para nosotros, sino para Quito y las demás partes que traten de unirse a Colombia”.

Finalmente, el Congreso de Cúcuta puso en la Constitución que el territorio de Colombia comprendía “el antiguo virreinato de la Nueva Granada y Capitanía General de Venezuela” (Art. 6) y que los pueblos de esa extensión territorial “que están aún bajo el yugo español, en cualquier tiempo en que se liberen, harán parte de la República” (Art. 7). En rigor, esta cláusula no aplicaba a Guayaquil, pues era una Gobernación libre y republicana desde 1820.

En Guayaquil se reunieron en un Colegio Electoral 57 diputados del territorio de la Gobernación para dictar una Constitución y designar a sus gobernantes. Y ocurrió en noviembre de 1820, antes que los otros 57 diputados se reunieran en Cúcuta.

Para 1822 se había concretado la independencia de los territorios de la Audiencia de Quito. Los territorios que fueron liberados por las fuerzas del general Bolívar se asociaron de inmediato (¡Qué remedio! Se lo debían) a la República de Colombia. Pero el caso de Guayaquil era singular, pues se había liberado a sí misma el 9 de octubre de 1820.

Una ambigüedad constitucional, si acaso, le causaba gracia a Simón Bolívar. Él iba por sus pistolas. En el caso de la Guayaquil libre, el general Bolívar vino personalmente a la ciudad con sus tropas (1.300 “bravos colombianos”). Se presentó en ella el 11 de julio de 1822, con el firme propósito de imponer su voluntad de anexionar la Gobernación de Guayaquil a la república bajo su mando. 

Y se retiró el 1 de septiembre de 1822, con la anexión de Guayaquil oleada y sacramentada.

Periodismo malo

28 de febrero de 2025

Unos meses atrás, un académico ecuatoriano afincado en el extranjero publicó una investigación. La investigación no es lo relevante; lo relevante es lo que se puede predicar del periodismo ecuatoriano a partir de ella.

Este académico indicó que durante años existió una “Pax Narca”, es decir, un acuerdo entre autoridades del Estado y delincuentes de los GDO, por el que se ocultó la muerte de miles de personas, que pasaron a formar parte de un subregistro estatal. El total de personas muertas de forma violenta pero no registrada ascendió a más de 7.000, a razón de dos por día más o menos, durante el período evaluado (entre enero de 2007 y mayo de 2017). El académico llegó a estas conclusiones sentado frente a un monitor.

Si su relato es cierto, el periodismo de este país es malo. Porque quiere decir que durante diez años murieron de forma violenta dos personas al día por hechos vinculados a los GDO que el Estado buscó ocultar, pero que nunca, NADIE NUNCA en el periodismo ecuatoriano, se enteró de estos hechos y pudo reportarlos y denunciarlos, y todas esas cosas que se esperan del periodismo. Es decir, si este relato es cierto, aquí los periodistas son una caterva, porque habría supuestamente en esto casi el doble de víctimas que hubo en la dictadura de Pinochet, pero ni una sola línea en el periodismo del 2007 al 2017 que lo documente. No hubo ni una sospecha, ni un familiar de una víctima que manifieste su dolor, ni una evidencia de la macabra orquestación. Nada de nada. 

Creo (espero) que el relato sea falso. Es que, en verdad, no pueden ser tan inútiles: más de 7.000 mil muertos con complicidad estatal y todo el periodismo son unos cojudos que NS/NC. Por diez años.

El problema es que, si el relato del académico es falso, el periodismo del Ecuador es igualmente malo. Porque quiere decir que alguien viene a decir que murieron más de 7.000 personas en diez años, que hubo un pacto criminal entre el Estado y los GDO, que se hizo un subregistro de víctimas de muertes violentas, y se le da cabida en los grandes medios de comunicación del Ecuador casi sin cuestionamiento alguno a sus afirmaciones: sin elaborar sospechas, sin presentar un familiar de una víctima que manifieste su dolor, sin una evidencia de esta macabra orquestación. Según ellos, habría que creerle a una persona que llegó a estas conclusiones sentado frente a un monitor. 

OJO: El académico podría decir (mentir) lo que quiera, pero es el deber de un periodismo responsable la verificación de sus afirmaciones, la búsqueda de la evidencia que corrobore o desmienta la versión que se le presenta. Todo ese ejercicio estuvo ausente. Una persona frente a un monitor les hizo el trabajo y ellos no lo cuestionaron jamás. Lo dieron por bueno, porque era conveniente a su relato político. 

En términos de periodismo, son una caterva (pero como operadores políticos sí son útiles). No se les cayó un cuestionamiento sobre los muertos que se encontraron entre las tablas de Excel. Ni sospecha, ni víctima, ni evidencia alguna de orquestación. Nada de nada.

El periodismo en este país es malo, lleno de Carlos Ochoas de la derecha tiro Carlos Vera. Aquí, de manera habitual la misión del periodismo se hace añicos por la creación y sostenimiento del relato político. Porque es a los políticos a quienes sirven, no a la gente.

Un inglés en pelota

            Publicado en diario Expreso el viernes 28 de febrero de 2025.

El primer grupo opositor de la historia política del Ecuador se conformó durante la primera presidencia del venezolano Juan José Flores (1830-1834). Este grupo se llamó El Quiteño Libre y publicó el semanario del mismo nombre desde el 12 de mayo de 1833. 

Lo integraron varios terratenientes serranos, profesionales como el doctor Manuel Ontaneda (en cuya botica podía suscribirse al semanario por un año pagando seis pesos, por un semestre pagando tres pesos y por un trimestre pagando doce reales) y una personalidad tan singular como la del inglés Francis Hall, autor de libros de viaje, discípulo de Jeremy Bentham, visitante de Thomas Jefferson en Monticello, veterano de las guerras de la independencia con Simón Bolívar (1818-1822) para luego convertirse en un opositor a la dictadura bolivariana y, una vez establecido en Quito, en un botánico aficionado de sus alrededores (publicó el libro titulado Ecuador, Plants & Excursions near Quito) y residente en el “barrio bravo” de San Roque.  

Simón Bolívar le había advertido a su coterráneo Juan José Flores, en carta fechada 9 de noviembre de 1830, acerca de la llegada de Vicente Rocafuerte al nuevo Estado que Flores empezó a gobernar desde septiembre de ese año. Le advirtió, en concreto: “este hombre lleva las ideas más siniestras contra V. y contra todos mis amigos. Es capaz de todo y tiene los medios para ello”. Bolívar le avisó a Flores que le iban a disputar el poder.    

En 1833 Vicente Rocafuerte arribó al Ecuador. Nomás llegar, los integrantes de El Quiteño Libre le mostraron su simpatía y promovieron su candidatura al Congreso de 1833, resultando en su elección como diputado por Pichincha. Y Bolívar tuvo razón: Rocafuerte tampoco demoró en involucrarse en una revolución contra el gobierno de Juan José Flores que se originó en Guayaquil, en octubre de 1833. Flores en persona debió salir de Quito a Guayaquil para sofocar la revolución, dejando encargado el poder ejecutivo conforme a la Constitución. Y es fama que también dejó armado un plan, que concluyó con la muerte y la humillación del inglés Francis Hall.

El 19 de octubre de 1833 varios integrantes de El Quiteño Libre pretendieron hacer una revolución en Quito, asaltando un cuartel, pero terminaron por ser víctimas de la emboscada que se había planeado en su contra. Tomados por sorpresa, el ataque de las fuerzas gobiernistas produjo varias bajas en los revolucionarios y la inmediata dispersión de sus fuerzas (sin embargo, ni Matheu, ni los Ascázubi, ni Zaldumbide, ni Sáenz, ni Valdivieso murieron: se salvaron todos los terratenientes). En esta refriega cayó el héroe de Pichincha, el ilustrado Francis Hall.

Las autoridades del gobierno de Flores ordenaron la humillación pública de sus despojos mortales: a este ilustrado que quiso bien al Ecuador se lo colgó desnudo de un poste, para que la población de la ciudad reflexione sobre los peligros de intentar hacer una revolución. Así clareó en la Quito triste del 20 de octubre de 1833.

Refino, entonces, el título de esta columna: un inglés en pelota, colgado de un poste de la plaza San Francisco, por orden de la autoridad y como forma de control popular.

Viñeta de un país (naciente, persistentemente) bárbaro.

Tocó la flauta (o fenómeno Gremlin)

25 de febrero de 2025

En la fábula de Tomás Iriarte el borrico tocó la flauta por casualidad, pero ello no hizo al borrico (ésta es la moraleja de la fábula) un buen flautista. Para Daniel Noboa, ganar la presidencia fue tocar la flauta por casualidad. 

En la campaña presidencial del año 2023 hubo un episodio clave: el debate, que catapultó a Noboa a la presidencia.

Antes y durante el debate del 2023 ocurrieron cosas, incluido el asesinato de un candidato unos pocos días antes de su celebración, pero lo que realmente cambió el curso de la candidatura de Noboa ocurrió en el posdebate, cuando el Gran Árbitro de la Política Ecuatoriana (aquel a quien en el Ecuador aman y aman odiar a partes iguales), Rafael Correa, elogió a Noboa y dijo que se había destacado en el debate, que él lo había hecho “muy bien”. 

Su movida estratégica era bajar a otro candidato, Topic. Mala movida. Ocurrió el Fenómeno Gremlin

Porque con aquel “elogio estratégico”, Correa echó agua a una apacible mascota y de allí surgió Stripe, el sociópata de Gremlins (1984).  

El demiurgo Correa lo creó a Noboa, porque en la política ecuatoriana “lo hizo persona, le dio presencial social” (como dijo Abdalá que había hecho con Álvaro, su papá). Desde ahí, Noboa/Stripe se disparó. Y está arriba, y está dispuesto a cualquier cosa para sostenerse.

El telón de fondo del fenómeno Gremlin en la historia del Ecuador es que su llegada al Palacio de Carondelet no fue el fruto de un gran movimiento social. Simplemente, él lo intentó y le sonó la flauta por causalidad. 

Es por esta razón que no hay seguidores del presidente Noboa. Hay empleados, oportunistas, turiferarios, entusiastas del autoritarismo (ese saltarse las leyes y abusar de sus facultades que Noboa encarna muy bien) y, por supuesto, los convencidos del anti-correísmo, que son su base dura. Pero no hay seguidores. Y eso es porque no hay doctrina, tampoco. Y resulta realmente imposible seguir (entusiasmarse por, convencerse de que esa persona es LA alternativa) a alguien como Noboa, que no sólo tiene unas grandes dificultades para comunicar ideas, sino que ni siquiera tendría mayor cosa que decirle a su electorado, salvo frases propias del márquetin político. 

Por eso lo representa un cartón. En política, aunque estático, comunica mejor. 

Correa y el futuro

22 de febrero de 2025

Para salvar el proyecto de Correa hay que salvar el proyecto de Correa. 

Es decir, el proyecto que ayer encarnó Correa como presidente por diez años, para sostenerse en el tiempo, ahora requiere que Correa no intervenga. O que intervenga de una cierta manera.

Por intervenir, quiero decir: tuitear.

Y ello es así, por las siguientes tres razones:

La primera, porque las intervenciones de Correa son contraproducentes, pues alimentan el anticorreísmo. La segunda, porque las intervenciones de Correa distraen el foco de atención que debe estar sobre quien debería brillar en esta elección (porque lo que se quiere es la victoria en la segunda vuelta), la candidata Luisa González. La tercera, porque este cambio de conducta de Correa significa reconocer el paso del tiempo: las nuevas generaciones no conocen al Correa que gobernó, sino al Correa tuitero. Y a este último, lo perciben tóxico.

El problema de fondo es que Correa es un indomable que vive, como diría Les Luthiers, “atrapado por su pasado” (suéltalo pasado). Y la elección del 13 de abril es sobre el futuro. Así que está yendo a contramano y debería enderezar el rumbo.

Son dos opciones: la radical, que consiste en que Correa deje de tuitear (opción irreal), o la moderada, que consiste en que Correa tuitee con propósito (opción más o menos realista). Es decir, que al menos hasta el 14 de abril, antes de tuitear, Correa responda a las preguntas: ¿es esto acerca del pasado o de mi ego? ¿o esto que voy a tuitear sirve a la campaña de Luisa? Si la respuesta a la primera pregunta es Sí, no tuitea. Y si la respuesta es No, pero la respuesta a la segunda pregunta no es Sí, tampoco tuitea.

Mi sugerencia: la opción moderada, con mucha discusión de políticas públicas a implementar en un nuevo gobierno, con análisis de los programas de la candidata de su tienda política. Hablar del futuro, sin hablar (casi nada, lo mínimo indispensable) del pasado. Y nunca en tono de “se los dije”, porque eso aburre.

Ojalá el expresidente tenga la grandeza de aceptar una sugerencia de buena fe. Como decían las abuelas, “es por su propio bien”. Y el del Ecuador, también. 

Carrión renuncia

21 de febrero de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 21 de febrero de 2025.

El primer Presidente Constitucional elegido por la voluntad popular fue el lojano (natural de Cariamanga, nacido en 1804) Jerónimo Carrión Palacio. En su vida pública, él había sido diputado a las convenciones nacionales de 1845 y 1852, gobernador del Azuay durante la presidencia del guayaquileño Vicente Ramón Roca Rodríguez y vicepresidente durante la presidencia del guayaquileño Francisco Robles García (1856-1859) para luego convertirse en su detractor por integrar el triunvirato de gobierno que surgió en Quito (conformado, además, por el guayaquileño Gabriel García Moreno y el riobambeño Pacífico Chiriboga Borja) en los tiempos de la guerra civil de 1859-1860.

De aquella guerra civil emergió una figura que dominó la época hasta su muerte en 1875: Gabriel García Moreno. Una convención nacional, convocada por García Moreno en calidad de jefe supremo, se reunió en Quito entre el 10 de enero y el 3 de abril de 1861. Esta convención dictó una Constitución que reemplazó a la promulgada en 1852 en los tiempos del general Urbina y eligió Presidente Constitucional de la República a García Moreno para que gobierne hasta el 30 de agosto de 1865. 

Bajo el imperio de la Constitución de 1861, unos días antes de concluir el período presidencial de García Moreno, el 15 de mayo de 1865, se celebró la primera elección presidencial directa en la historia de la República del Ecuador, a fin de elegir a su reemplazo (la Constitución impedía la reelección). El reemplazante fue el candidato auspiciado por el gobierno nacional (dando inicio a una larga tradición), elegido de una forma arrasadora (más del 70% de la votación, aunque el universo de votantes era de alrededor del 3% de los ecuatorianos). Ese hombre fue Jerónimo Carrión. 

Carrión empezó su período de gobierno el 7 de septiembre de 1865 pero no lo concluyó. García Moreno lo había elevado a la presidencia y García Moreno intervino para sacarlo a Carrión de ella. 

García Moreno era persona dominante y autoritaria, mientras que Carrión era su opuesto, de carácter débil y timorato. Para García Moreno, el que Carrión haya pretendido un gobierno del Ecuador respetuoso de la Constitución y las leyes, de las instituciones y las garantías de las personas, que haya permitido la libertad de prensa, eran errores que debían ser corregidos.

Hacia finales de 1867, Gabriel García Moreno se trasladó de Guayaquil a Quito para maniobrar y proponerle a Jerónimo Carrión que renuncie a la presidencia, por la falta de apoyo que tenía y como único remedio para salvar a la República. De acuerdo con Benjamín Carrión, en su biografía de García Moreno “El Santo del Patíbulo”, publicada en 1959, un militar de apellido Sáenz le dejó al presidente Carrión un recado: “manda a decir el señor García Moreno que desocupe la presidencia de la Republica, porque él la necesita para otra persona”.  

Le hizo caso. Quien fuera el primer Presidente Constitucional de la República elegido por la voluntad popular, fue también el primero en desentenderse de tan alto cargo. Carrión envió su renuncia al Congreso el 6 de noviembre de 1867 y se retiró de la vida política para siempre.

Carrión murió en Quito, en tiempos todavía garcianos, el 5 de mayo de 1873.  

"Ayora" y poco más

19 de febrero de 2025

En una entrevista por canal 10 la mañana del miércoles 18 de febrero, el periodista Mauricio Ayora se mostró ansioso de satisfacer los apetitos mediáticos del presidente Daniel Noboa. Se entregó a sus deseos de lucirse, sin oposición ni disimulo. En su estilo chabacano, le hizo unas preguntas fáciles, engolosinadas, que siempre buscaron que el presidente Noboa corra, pues todo era pampa. Lo acompañó en su discurso, incluso lo elogió cuando sintió que tenía la oportunidad. Se animó, al cierre, a decir que había que votar bien, implicando de manera obvia que el voto debería ser para Noboa.  

Pero lucirse no es tarea para el presidente Noboa. La prestancia y desenvoltura de su madre ante las cámaras no es lo suyo. Es papá (figura pública con cinco candidaturas presidenciales y ninguna victoria a cuestas) purito.

Pero él sí se deja aconsejar y trata (se puede cifrar su esfuerzo en sus gestos) de hacerlo lo mejor que puede. Pero es tan hábil con las palabras, como Lenin Moreno con un ciclonauta. Este ejemplo de cuando trató de vender el voto “con esperanza” no tiene desperdicio:

“darles las soluciones (a la gente, N. del A.) que ellos necesitan y eso sólo se hace estando en territorio, uno no, uno teniendo una oficina bonita en Quito no resuelves nada, tienes que estar en las zonas difíciles, en las zonas donde hay desilusión, donde la gente se siente des (se traba) desilusionada porque de repente aparece un político y se aprovecha de esa desilusión. Y con… Y… incita a que voten con odio (M. Ayora murmura cosas), y no puede, no puede votarse con odio (M. Ayora apoya: “con sentimiento”), tiene que votarse con esperanza, tiene que votarse con (M. Ayora interrumpe: “Exacto”)… con, con sentimientos positivos, no con temas negativos” (este arrastre de ideas le demoró treinta y seis segundos; la impersonalidad del “tiene que votarse”, no como el fruto del entusiasmo sino como el cumplimiento de un deber, es muy decidor).

Es un guion. Al presidente Noboa le debe haber llegado el memo: con el purito anti no va a llegar adonde quiere. Y entonces se tiene que abrir a postular el voto “con esperanza”, pero lo hace con un tono tan desesperanzado, tan mecánico, que conduce a la desidia: “Ya nada, presi”. 

Cuando chico, “ayora” era el nombre popular de la moneda de un sucre. El presidente Noboa fue poco más que eso.

El cartón en su laberinto

16 de febrero de 2025

Los más ardientes entusiastas del presidente Daniel Noboa deben admitir que su líder no es un hombre hábil con las palabras. Es fugaz y lacónico: rara vez aparece y cuando lo hace, dice lo mínimo necesario, de manera casi automatizada. En realidad, a Noboa se lo siente incómodo en ese rol contenido y asertivo que exige la política.

Este político inhábil con las palabras (un reverso de Velasco Ibarra) está en un laberinto discursivo. En su candidatura durante la primera vuelta del 2023 él postuló que el “anti” tenía un techo y que el “pro” era infinito, y que él estaba por el “pro”. Con ese postulado, él ganó en octubre de 2023. Pero durante el ejercicio del poder, mutó del “pro” al “anti”.

Se puede fechar el día que oficializó la mutación el 5 de abril de 2024, cuando el gobierno de Noboa decidió invadir una embajada, capturar a una persona y conducirla a la prisión de máxima seguridad del Estado. Ese día, cuando asaltó la embajada de México para capturar a Jorge Glas, el presidente Noboa compró todos los boletos de la rifa para el membrete de “primer anti-correísta”. Dejó atrás el “pro” y saltó de llenó al “anti”. 

Y se llenó del “anti”, porque ha llegado a implicar que los opositores a su proyecto político (cualquier que éste sea) son parte del Viejo Ecuador y vinculados a la corrupción y a los GDO. En particular, esto último lo predica de la Revolución Ciudadana.

El problema de Noboa es que él tenía razón: el “anti” tiene un techo. Le metió con todo, y ahora lo encontró. Y es grave, porque la división del electorado es por condición económica: las clases alta, media y media baja lo favorecen a Noboa, pero la mayoría de los sectores populares favorecen al proyecto opositor al gobierno de Noboa (este artículo es esclarecedor a este respecto: “Noboa no llegó a los pobres”). Y esos sectores, en un país misérrimo y desigual como el Ecuador, son los que ponen al presidente.

La situación de Noboa, entonces, es muy difícil. Su discurso parte de dividir al electorado en buenos y malos, en el Nuevo Ecuador y el Viejo Ecuador. Su discurso está enfocado, desde hace casi un año, en el ataque a sus adversarios políticos, en su descalificación para que él brille como la opción que podrá resolver los problemas de los ecuatorianos. Pero, si quiere ganar en la segunda vuelta, Noboa debería tener un discurso distinto, menos de agresión a otros y más de unidad y esperanza para todos, y en particular, dirigirse a los sectores populares y ofrecerles más que gestionar su odio a un gobierno que concluyó el 2017. 

Llegamos entonces al núcleo duro del problema y es uno de preescolares: Noboa es inhábil con las palabras. Véase este fragmento de su intercambio con dos periodistas/cómplices el martes 11 de febrero, cuando lo invitaron a hablar de los “acuerdos mínimos” para la gestión de la política. Le preguntaron: “¿Cuáles serían esos acuerdos mínimos?”. Él respondió:

“Acuerdos mínimos, leyes… que puedan darle… mayor… flexibilidad … al… al joven para estudiar, para poder tener ocupación y… pues trabajar para eliminar el subempleo”. (Le tomó diecisiete segundos balbucear este adefesio).

Verbalmente, Noboa no proyecta confianza, proyecta lástima.

Y resultará muy difícil que en el tiempo que resta hasta el 13 de abril el presidente Noboa cambie su discurso, y logre conjugar en su oratoria los ideales de eficacia, unidad y esperanza que espera la población de un país cansado de los fracasos de su clase política.

Porque él es demasiado acartonado para lograrlo. Por eso está en su laberinto. 

1832

14 de febrero de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 14 de febrero de 2025.

Aquel año 1832 el naciente Estado del Ecuador sufrió una pérdida territorial muy importante a manos de Colombia. El 8 de diciembre de 1832 ocurrió la firma del Tratado de Pasto, que el gobierno del presidente venezolano del Estado ecuatoriano, el general Juan José Flores, fue orillado a firmar tras su derrota en el campo de batalla. Desde la perspectiva de Colombia (Estado que por aquel entonces se llamaba “Nueva Granada”), la suscripción del Tratado de Pasto significó el respeto irrestricto a los límites establecidos entre los distritos que conformaron la República de Colombia por la Ley de División Territorial del 25 de junio de 1824.

Para la Nueva Granada, el Estado del Ecuador era un desprendimiento de la Gran Colombia (así la conoce la posteridad) y, tras la independencia del Estado del Ecuador en 1830 (en tanto fue el Distrito del Sur de Colombia, desde su anexión en 1822 hasta su secesión en 1830), el nuevo Estado debía someterse a los límites establecidos por la ley de Colombia mientras el Ecuador había sido parte de ella. 

Pero desde la perspectiva del Estado del Ecuador, la suscripción del Tratado de Pasto en 1832 cortó de una manera definitiva los vínculos de Quito, la capital del naciente Estado, principalmente con los territorios de Pasto y Popayán con los que ella había mantenido importantes vínculos económicos, administrativos y familiares por siglos, durante los tiempos de la monarquía española.

Aquel año 1832 se perdió mucho territorio frente a Colombia. Y unos 110 años después, en enero de 1942, se perdió mucho territorio frente al Perú, tras la firma del Protocolo de Río de Janeiro. Pero esa es otra historia.

Por estas pérdidas por doquier es que decía el presidente Carlos Arroyo del Río en su libro “La pendiente del sacrificio”, escrito para justificar su actuación en la pérdida de territorio de 1942, que el único punto cardinal con el que el Estado del Ecuador podría afirmar que no había perdido territorio era al Oeste, con el Océano Pacífico. Y ni siquiera esto es cierto, porque el mar gana territorio a las playas del Ecuador, año a año. 

Pero en el fondo lleva la razón Carlos Arroyo del Río: las pérdidas al Oeste son negligibles frente a las pérdidas territoriales producto de las guerras contra los vecinos del Norte y del Sur, que han mermado millones de kilómetros de territorio al Ecuador y que lo terminaron por privar de su vecindad con el Brasil.

Pero aquel 1832 también trajo una buena noticia: ocurrió la única anexión territorial que ha tenido el Estado del Ecuador en su historia. En 1832, el militar ecuatoriano Ignacio Hernández viajó a las Galápagos para tomar posesión del archipiélago a nombre del gobierno (por aquel entonces se lo denominó “Archipiélago de Colón”). Ocurrió el 12 de febrero y se hizo a instancias de José de Villamil, que se convirtió en el primer gobernador de este nuevo territorio. 

En aquella época, al archipiélago se lo reputaba de casi nulo valor, por lo que el resto de países lo dejaron al Ecuador en paz con su expansión. Fueron anexados 8.010 kilómetros cuadrados, que pasados los años demostraron ser un paraíso.

Ocurrió en 1832, y es la única anexión territorial de un Estado que ha perdido tanto. 

Es la geografía, ¡mushpa!

13 de febrero de 2025

El presidente Daniel Noboa y algunos de sus entusiastas han postulado que la alta votación de la Revolución Ciudadana en la Costa ecuatoriana podría deberse a la incidencia de los grupos de delincuencia organizada (GDO). 

En particular, Noboa llegó a decir ante dos periodistas/cómplices que los GDO conminaban a las personas a votar por Luisa González y que eso estaba detrás de su éxito en las provincias de la Costa. Se animó a decir Noboa que había presentado pruebas de esto a la misión de la OEA, pero la misión de la OEA lo desmintió y dijo que no había recibido prueba alguna. Dafuq.

Los seguidores del presidente Noboa son mucho peores que él, confirmando aquello que decía Umberto Eco sobre las redes sociales: “Es la invasión de los idiotas”. Estos invasores sostienen, con epítetos e histeria, la existencia del vínculo entre los GDO y los habitantes de las provincias que favorecieron con su voto a Luisa González. Y suponen que la Sierra (dada su votación por un oligarca guayaquileño) es distinta y mejorffff.

Dos ideas para repensar ese supuesto vínculo: 1) El Ecuador es un desastre generalizado; 2) Es la geografía, ¡mushpa!*

Sobre lo primero, no es que el Ecuador funciona mejor en una región u otra del país: los problemas para garantizar los derechos (salud, educación o cualquier otro de una larga lista) son generalizados. El gobierno central es incapaz de garantizarlos a lo largo y ancho del territorio nacional. Eso sí, se debe introducir un matiz: con la seguridad es distinto.

Es distinto, por la segunda idea: Es la geografía¡mushpa! El boyante negocio de los GDO es la exportación de drogas a mercados extranjeros. Para este propósito comercial e ilegal, se requiere de puertos para sacar la mercadería (y claro, de un gobierno incapaz). Y estos puertos están en la Costa, por eso de tener el mar. A los GDO les interesa muy poco la Sierra: allí no cabe disputarse el territorio (salvo para el microtráfico, pero eso es chichigua frente al Gran Negocio). Y por eso los GDO disputan entre ellos los territorios en la Costa y por eso su presencia y por eso la violencia.

Porque es la geografía¡mushpa!, en la Costa a los GDO se los sufre con una intensidad que en la Sierra no se experimenta.

En el Ecuador, frente a la pregunta “¿Cuál considera Ud. que es el problema más importante en el país?” un 49% considera que es la delincuencia, según el Latinobarómetro 2024 (p. 23). Que el Ecuador sufre mucho la delincuencia lo evidencia el comparativo que consta en el Latinobarómetro 2024, pues el Ecuador encabeza la lista de países de América latina que considera a la delincuencia su problema más importante: el 49% del Ecuador es un 30% superior al promedio regional. Es así de intenso.

Entonces: el problema más grave y un Estado incapaz de garantizar la seguridad de su territorio, lo que se siente con mayor intensidad en la Costa. Y el problema sigue allí: el último mes corrido, el Ecuador vivió el mes más sangriento de su historia: de promedio, hubo una muerte violenta cada hora. Esto, a pesar de que el gobierno de Noboa declaró la guerra contra los GDO (declaró la existencia de un “conflicto armado interno” y a los GDO “terroristas”) en enero de 2024. Pero su plan contra los GDO no ha dado los resultados que se esperaba. Y la manifestación de esa decepción, en la región que más sufre a los GDO, explica que allí se haya votado por la opositora a Noboa. 

N.B.: Se lo quiere cambiar a Noboa por incapaz, porque no ha podido solucionar el principal problema que agobia a la Costa**.

En conclusión, los que creen que existe un vínculo de carácter criminal entre el voto por Luisa González en la Costa y los GDO es porque sus miras se agotan en el callejón interandino. Terminan siendo una pandilla de oligofrénicos, sin sentido de nacionalidad (sea dicho con perdón de los héroes quiteños del Pichincha***). 

Para la próxima, amigo interandino, no sea mushpa.

~*~

* Tropicalización de la célebre frase de James Carville: It’s the economy, stupid!

** Hecho notable: a instancias de su fracaso en lo esencial, antes de que exista el “noboísmo”, Noboa ha logrado crear el “antinoboísmo”. Y tiene mucho potencial para crecer: ha regalado hasta los cartones.

*** Es decir, de nadie. No se olvidan de Melchor de Aymerich.

El peor enemigo

10 de febrero de 2025

El peor enemigo de Daniel Noboa se llama Daniel Noboa. Porque él, para concluir el período presidencial de Guillermo Lasso iniciado el 2021, ha gobernado (desde el día de su posesión hasta el día de la primera vuelta electoral) por 444 días.

Un tiempo suficiente para juzgar a cualquier persona en un cargo de responsabilidad por sus resultados. Y en los indicadores importantes, Daniel Noboa tiene unos resultados magros. En materia económica, el crecimiento económico del Ecuador fue tan turro que fue negativo (-0.4%), según data del Fondo Latinoamericano de Reservas, la inversión extranjera fue mínima (en América latina, únicamente a Haití le fue peor), la pobreza aumentó (del 26% al 28%, 432.581 personas en números totales), la inseguridad fue rampante (en enero, hubo una muerte violenta por hora, a pesar de cumplirse un año de “guerra” contra los llamados “terroristas”). Por meses, más de la mitad del día se vivió sin luz. Nada de esto produce una buena recordación.

Pero lo peor de Daniel Noboa no es su gestión. Es su persona. Por eso es que lo representa un cartón.

La persona de Noboa es la de un tipo ausente, de mirada y pensamiento. Un fulano parco, ríspido con la lengua de Castilla, que dice lo mínimo y de manera precaria. No sirve para encandilar a las masas. No tiene el nervio que se necesita para la política: eso fue algo que estuvo allí y con lo que él podía experimentar, como una droga sintética.

Y tocó la flauta por casualidad, como en la fábula de Iriarte.

Ocurre que el resultado de la primera vuelta electoral lo puso a Noboa en una situación incómoda. Si bien es un tipo con recursos económicos (millonario, hijo de millonario, hijo de multimillonario), recursos políticos (presidente de esta Carabina de Ambrosio) y carente de escrúpulos, atributos con los que en el Ecuador todo un siempre se ha podido llegar bien, pero bien lejos (y que no hay que subestimar de manera alguna), la democracia tiene su propia lógica. Y podría hacer naufragar el artificio que es Noboa, con todo y sus potentes atributos.

Porque el problema de Noboa, de cara a la segunda vuelta, es que él no podrá encandilar a las masas: no le corresponde a él (porque no puede, no tiene el nervio ni el carisma, sino sus contrarios) la transmisión de emociones positivas. No es suya la eficacia en la gestión (al menos respaldada con números), no es suya la esperanza en el mensaje, porque no podría predicar el cambio por tratarse de su reelección. No es suyo el llamado a la unidad, porque está jugado por la polarización.

Los atributos que constituyen un buen discurso político (eficacia, esperanza, unidad) están todos ausentes. Noboa se ha quedado con ser el conductor del odio/fastidio de las masas a lo que se llama “correísmo”. Es decir, un conductor de emociones negativas (“vota por mí, para que NO lleguen ellos). Y eso, para esta segunda vuelta, sabe a poco. Y dicho por él, sabe a nada.

El presidente Noboa se vendió como un pésimo enemigo. Para el ejercicio de este cargo, de tanta exposición pública y mediática, lo ha resultado de sí mismo.

La terrible caída

7 de febrero de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 7 de febrero de 2025.

Moritz Thomsen fue un escritor estadounidense nacido en Seattle que se radicó en 1964, a sus 48 años, en el Ecuador. Vivió en la provincia de Esmeraldas, donde se encontró con “el desesperante mundo de la pobreza, un mundo más brutal que cualquier cosa que yo haya imaginado”. Thomsen calificó a la pobreza como una forma de locura (“insanity”), por la cual palpó “un mundo de sufrimiento y de muerte temprana, de heridas abiertas y hambre (…), de malicia, envidia, celos, de hermanos robando a hermanos; en resumen, una sociedad sometida a estas insoportables presiones, que se empieza a desintegrar”.

Vivió el tiempo suficiente para observar los inicios de la desintegración de la sociedad. Tras residir alrededor de veinte años en Esmeraldas, Thomsen reconoció unos cambios en el pueblo, siempre para peor. En un libro póstumo, publicado el 2018, Bad news from a black coast (‘Malas noticias desde una costa negra’), Thomsen lanzó la siguiente advertencia: “sentí que pronto, si tan sólo pudiera vivir unos años, podría ver a bandas de ladrones y asesinos”, y que la ciudad de Esmeraldas “existía tan solo para ser destruida y, en un futuro no distante, ser entregada a las llamas”. 

Moritz Thomsen concebía este proceso de autodestrucción como una caída. Tomó una frase del premio Nobel de Literatura del año 2001, el trinitario V. S. Naipaul, para explicar la triste naturaleza de la caída: “El colapso de la sensibilidad”, dijo, “qué hermosa frase para describir lo que suele ocurrir en los países más pobres entre los pobres, esa terrible caída a la animalidad”.

Un Estado ausente permite esta terrible caída. La principal razón de la existencia del Estado es garantizar la seguridad de la población en su territorio. Pero el Estado del Ecuador es muy incapaz de garantizar cualquier derecho a su población, incluido el derecho a la vida (Ecuador es uno de los territorios más violentos del mundo, cuya tasa de muertes violentas por cada 100.000 habitantes es de las más altas del mundo). 

El Estado ausente del Ecuador ha resignado el control de buena parte de su territorio, que ha pasado a la atroz gobernanza de grupos de delincuencia organizada, cuya economía consiste en la exportación de drogas a un primer mundo ávido de ellas y en la explotación inmisericorde de los pobladores de los amplios territorios sobre los que el Estado del Ecuador ha resignado su control, a quienes extorsionan y secuestran, y en última instancia, si no se someten a su imperio, matan. 

Como el Estado es incapaz de garantizar la seguridad, los grupos de delincuencia organizada se encargan de cobrar a comerciantes y residentes de las áreas bajo su control una suma variable para garantizar su seguridad (un proceso extorsivo conocido como “vacuna”, que consiste en una garantía de no agresión de los delincuentes por el pago hecho). Éstas son las “bandas de ladrones y asesinos” de las que hablaba Thomsen. 

Thomsen escribió sobre esto en los ochentas y en relación con la ciudad de Esmeraldas. Pasaron unos cuarenta años y ese cáncer está haciendo metástasis en nuestra sociedad.

Moritz Thomsen ya no alcanzó a ver esta “terrible caída a la animalidad”. Víctima de una epidemia de cólera, murió en Guayaquil en 1991.

El Leviatán de papel

31 de enero de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 31 de enero de 2025.

El concepto “Leviatán de papel” fue desarrollado por dos economistas, el turco Daron Acemoglu y el británico James A. Robinson, en el capítulo 11 de su libro El pasillo estrecho. Estados, sociedades y cómo alcanzar la libertad, publicado el año 2019. (Acemoglu, Robinson, y un tercer economista, Simon H. Johnson, fueron galardonados el año 2024 con el premio Nobel de Economía). Este concepto, Leviatán de papel, describe a un Estado que es, a un tiempo, incapaz y despótico. Es decir, es un concepto que sirve para describir de manera precisa al Estado del Ecuador.

En la formulación de los economistas Acemoglu y Robinson en El pasillo estrecho, un Estado devenido en un Leviatán de Papel se caracteriza por poseer estos dos elementos: 1) Ser incapaz de hacer cumplir la ley, de proveer los servicios públicos básicos para el desarrollo y de controlar la violencia en su territorio (el Leviatán de papel comparte este atributo con otra categoría estudiada por Acemoglu y Robinson en su libro, el Leviatán ausente); 2) Tener la capacidad y vocación para reprimir a su población, con el propósito de impedir su participación y movilización social, en particular cuando ella pueda poner en riesgo el poder y los privilegios de la élite (el Leviatán de Papel, en este caso, comparte este atributo con el Leviatán despótico). 

Con sobrada razón, Acemoglu y Robinson subrayan en la conclusión del capítulo 11 de su libro que ser un Leviatán de papel es el peor de los escenarios posibles para un Estado, porque “tiene algunas de las peores características del Leviatán ausente y del Leviatán despótico”. Es decir, tiene lo peor de los dos mundos.

Lo que significa que el Estado del Ecuador tiene lo peor de los dos mundos. Sobre el primer atributo mencionado, el Estado ecuatoriano ha sido invariable y notoriamente incapaz de cumplir lo que promete en su Constitución (en ésta del 2008 vigente, y en todas las que vinieron antes). Los derechos que dice el Estado garantizar en su Constitución, en la práctica, se convierten en burlas a la población (los derechos a la salud y la educación son un constante jajaja). 

Pero en los últimos años esta incapacidad del Estado del Ecuador ha alcanzado niveles muy preocupantes, porque es incapaz de cumplir su función básica de proteger a sus ciudadanos y ha dejado en manos de grupos de delincuencia organizada amplios sectores de su territorio, cuyas poblaciones son sometidas al imperio de estos grupos. 

Así, el Estado del Ecuador es incapaz de combatir la violencia que se ejerce contra sus ciudadanos, pero sí que es capaz de ejercer la violencia (como un Leviatán despótico) contra sus ciudadanos, si su organización podría poner en riesgo el poder y los privilegios de la élite. 

La explicación de Acemoglu y Robinson es que ello ocurre “porque al Leviatán de papel no le importa el bienestar de sus ciudadanos ni tampoco le importa su libertad”. Es un Estado organizado para proteger el poder y los privilegios de la élite. 

Con un Estado así constituido, ¿de qué nacionalidad, de qué sentido de pertenencia se les puede hablar a los derrotados por un sistema perverso que beneficia a pocos en perjuicio de las mayorías? La endeble ecuatorianidad entra en bancarrota.